Del repaso rápido de ese porfolio se desprende, según la interpretación compartida del Gobierno, mandatarios provinciales y la nueva conducción de la mayor compañía del país, que la petrolera no tiene espalda financiera, estructura de recursos humanos ni capacidad tecnológica para desarrollar todos los bloques que hoy opera. Es más, la visión común es que muchos de esos campos marginales ni siquiera ofrecen rendimientos económicos atractivos para una empresa del tamaño de YPF.
A partir de esa lectura, la principal petrolera de la Argentina –produce un 36% de la oferta nacional de hidrocarburos- puso en marcha un plan para buscar socios para más de 30 campos en todo el país. La primera fase de esa iniciativa comenzó el martes de esta semana con el lanzamiento de un plan de desinversión en seis yacimientos en Río Negro.
Concretamente, YPF le colgó el cartel de venta a tres bloques que posee en esa provincia y también busca desprenderse de otras tres participaciones en reservorios que no opera. Allegados a la empresa explicaron que se apunta a desprenderse de aquellos activos con altos costos operativos que puedan ser del interés de firmas más pequeñas, con otra escala de negocios. Ya se contactó, a tal fin, a unas 30 empresas medianas y chicas con operación local. El objetivo es que el proceso esté cerrado para la primera quincena de julio.
Es apenas el primer paso de un proyecto mucho más amplio que incluirá desinversiones similares en otros provincias, como Neuquén, Mendoza, Chubut y Santa Cruz. Gobernadores de algunos de esos distritos ya se han reunido con Miguel Ángel Gutiérrez, presidente de YPF, para proponerle avanzar en la misma dirección. El análisis es el mismo: YPF posee áreas secundarias que no integran sus core business, pero sí poseen atractivo para operadoras independientes que administren una menor estructura de trabajo.
La realidad financiera de la compañía es coadyuvante de esa lectura: el Capex para este 2016 será de US$ 4500 millones, un 25% menos que en 2015 (6000 millones). Frente a ese escenario, la desinversión en activos periféricos es una alternativa para hacerse de liquidez.
En total, YPF podría avanzar en la venta total o parcial de 30 bloques en todo el país. Esa es la idea que al menos impulsan desde el Gobierno, según indicó a El Inversor Online un alto funcionario nacional.
Se trata, ni más ni menos, de llevar a la práctica una idea que recorre desde hace tiempo la industria: la incorporación de nuevos jugadores al upstream local de hidrocarburos, hoy muy concentrado en no más de siete u ocho compañías.
Desde esa concepción, YPF puede convertirse en una herramienta para traccionar el ingreso de inversores a campos de menor envergadura que hoy permanecen subexplotados. Replantear el mapa petrolero de la Argentina a partir de la llegada de nuevas petroleras es clave para recuperar la alicaída oferta de hidrocarburos. Al menos así lo creen en muchos despachos del Ministerio de Energía y Minería, que dirige Juan José Aranguren.
Modelos como el estadunidense o el canadiense, superpoblados de petroleras majors e independientes medianas y pequeñas que pueden aprovechar mejor el potencial de la geología petrolera, se encuentran hoy en la antípodas de lo que pasa en la Argentina, donde la concentración en pocas compañías es la norma. Un grupo liderado por la petrolera controlada por el Estado, Pan American Energy (PAE), Pluspetrol, Tecpetrol, Petrobras Argentina (adquirida este mes por Petrolera Pampa), Total, Sinopec y Chevron explica el 80% de la producción local de hidrocarburos del país.
“Como mínimo 30 de las 135 áreas que controla YPF no integran su core business. La empresa no cuenta hoy con financiamiento suficiente para desarrollar esos activos. Lo mejor sería que busque socios para explotar esos campos o que se desprende de ellos”, señaló a este medio un colaborador directo del presidente Mauricio Macri.
En Río Negro, YPF busca vender El Medanito, la segunda área en producción de la compañía en Río Negro, Barranca de los Loros y el Santiagueño, esta última con un interesante prospecto de gas por desarrollar. Además, aspira a dejar sus participaciones en Loma Negra y La Yesera (controladas por Chevron) y Agua Salada, manejada por Tecpetrol.
Fuente: Inversor Online.