En su rol de artista visual y becario del Museo-Taller FerroWhite, Agustín Rodríguez compartió la 92ª entrega de IngenieroWhite.Com, en los estudios de La Brújula 24, ofreciendo algunas particularidades que encontró en el ámbito ferroviario y portuario.
“Mi vínculo con FerroWhite comenzó el año pasado, con la realización de Archivo White, un proyecto de 5 años, que apunta a combinar lo teatral con lo documental. Básicamente se presentaban distintos relatos que se volcaban como experiencias documentales”, contó Agustín.
–¿Qué te ha llamado la atención de ese trabajo?
–El contenido era vinculado sobre los ejes de FerroWhite, el ferrocarril, el puerto, la usina y aparecían relatos de gente que trabajó en buques pesqueros, marinos mercantes, estibadores. El equipo de FerroWhite armó todo eso y el año pasado lo formalizamos como un registro web, que a mediados de este año sería lanzado como un archivo histórico.
–Desde tu mirada como artista, ¿qué experiencias has podido vivir en este tiempo en White?
–Desde mi óptica personal, puedo decir que cada relato que se reconstruye está teñido por los vaivenes económicos y culturales del momento. Si bien uno se centra en lo pintoresco de esas historias, la realidad de cada momento constituye a los individuos y hace que se vuelva más vivo y dinámico lo que uno puede aportar. Sirve como un archivo histórico, pero también nos invita a pensarlo como parte del presente.
–¿Te ha tocado formar parte de proyectos relacionados a la Rambla de Arrieta, un lugar emblemático dentro del predio?
–Luego de quedar trunco a principios del siglo XX, desde FerroWhite se buscó volver a ocupar esos espacios que formaban parte del circuito de balnearios históricos. Son lugares que han sido desplazados y que hoy se pueden volver a buscar como un lugar de encuentro. Cuando uno reconstruye la historia de los trabajadores, también engloba el tiempo libre y sus momentos de descanso, y ahí es donde incluimos a la Rambla de Arrieta.
“Lo que hemos hecho durante este tiempo fue construir bancos con durmientes, acondicionar el lugar para que la gente lo pueda recorrer, sacamos el alambrado y tenemos en mente darle una iluminación especial”, indicó Rodríguez.
–¿Pensás que el avance de la tecnología atenta contra iniciativas de ese tipo en estos tiempos?
–Es cierto que la tecnología va en detrimento de estas actividades, por eso tratamos desde las artes de generar experiencias en las cuales la tecnología quede corta. Es decir, que la gente se comprometa del todo e involucre sus sentidos y su cuerpo.
–Para cerrar, ¿cómo se organizan las actividades y el tiempo dentro del museo?
–De lunes a viernes suele haber visitas, por la mañana, de escuelas y grupos de Pami, mientras que los fines de semana a la tarde se acerca gente particular. A diferencia de otros museos, FerroWhite tiene áreas y una condición de museo-taller, en el cual se producen objetos y se trabaja en los galpones con esas herramientas históricas.
DOS PROYECTOS PERSONALES
Parque Nacional del Chimango y Fiesta del Postre. “El primero apunta a darle un lugar a lugares que quedaron desplazados y donde se concentran una gran cantidad de chimangos, a raíz del paso de los camiones y de los roedores que circulan buscando el cereal que se cae al suelo. Y el segundo, apunta a generar eventos en los cuales la entrada para acceder sea un postre”.
SU VINCULO CON WHITE
“Fui a visitar a la familia Puthod y a partir de ahí me vinculé con White. Siento que es un lugar donde quedan vestigios de las cosas que van sucediendo y que forman parte de la historia de la ciudad”.