Matthias Mueller, el CEO nombrado para reemplazar al renunciante, anunció a quienes habían comprado esas unidades, que deberán devolverlas a la empresa para ser debidamente reacondicionadas, lo cual quiere decir, se les deberá retirar el software que adultera la medición del volumen real del carbono emitido por los motores. La medida podría costarle a la compañía más US$ 6.500 millones.
El parlamento norteamericano ha solicitado a la compañía alemana que entregue documentos relacionados con el escándalo, más específicamente todo lo que tenga que ver con el desarrollo de un software que adultera los tests que miden las emisiones de CO2 burlando los límites permitidos.
Por separado, republicanos y demócratas han solicitado no solo a Volkswagen sino también al organismo regulador norteamericano solicitándole información sobre los procedimientos.
La prestigiosa automotriz alemana admitió haber burlado controles de emisión de gasoil. Los manipuló en Estados Unidos y los manipuló en Europa, donde vende 40% de sus vehículos, según Reuters.
Las repercusiones de este episodio, que se expanden a toda la industria automotriz, podrían dañar también la economía de Alemania, es por eso que el nuevo CEO se apresura a tomar medidas para corregir la falta lo antes posible.
La manipulación de emisiones permitió a Volkswagen mantener bajos los costos del motor en una estrategia de “diesel barato” que se popularizó en Europa y buscaba mejorar sus ventas en Estados Unidos.
Mueller es CEO desde el viernes pasado, nombrado para reemplazar a Martin Winterkorn.
Fuente: Mercado.