Desde el silencio y con un acompañamiento permanente a la comunidad, el Club de Leones, representado por alguno de sus integrantes más importante, formó parte del 89º capítulo de IngenieroWhite.Com, en los estudios de La Brújula 24.
“Si bien el impacto en la comunidad se siente, muchas veces la gente no sabe donde se vuelca el dinero que juntamos en los distintos eventos que convocamos”, fue lo primero que comentó Alejandra ?¿?¿?¿.
“En mi caso, formo parte de las ferias mensuales que organiza el club, donde hay ropa, calzado, mercadería. Viene muchísima gente y cada vez se hacen mejor. Lo recaudado se destina a comprar zapatillas para alumnos de las escuelas de White, como así también anteojos para aquellos que necesiten”, indicó Doris Klampachas.
–¿Qué aire perciben en la comunidad con el paso del tiempo?
–Antonelli: White indudablemente ha cambiado. Antes había otra mentalidad en la gente, era más colaboradora y se acercaba a las instituciones. Tuve la suerte de ser el delegado de White en su centenario y de ver el crecimieto que ha tenido, apoyado en el puerto de aguas profundas más grande del país y en la playa ferroviaria más grande de Sudamérica.
“El Club de Leones es atrapante y, cuando uno entiende que hay que ayudar a la cominidad, no tiene en cuenta otro factores. Consideramos que hay gente que necesita el apoyo y no siempre difundimos las obras que hacemos. Es un club netamente de servicios y en una comunidad como Ingeniero White le podemos dar cumplimiento a muchas necesidades”, agregó Antonelli.
–¿Qué vínculo tienen con el resto de la instituciones de White?
–Alejandra: Es clave fortalecer el vínculo entre instituciones y organizaciones, formando esa famosa red. Como Club de Leones Puerto de Ingeniero White es un orgullo haber sido pioneros e involucrarnos en la comunidad. Colaboramos con Ayudale al Leucémico, el Hospital Menor y la Asociación Nacer del Hospital Penna. También hemos estado en campaña de compra de pañales para el Cotolengo Don Orione y con el Museo del Puerto.
“Recientemente se dio una alianza a nivel nacional con la Fundación Alco, en la lucha contra la obesidad y la idea es reabrir el grupo que funcionaba en White”, agregó Alejandra.
“Nuestra obra cumbre fue la Biblioteca Mariano Moreno, construida netamente con nuestro dinero, en la sede de Mascarello 3860. Luego de recorrer distintos lugares, emplazamos la sede en la casa de Emiliani frente al cuartel de Bomberos”, rememoró Antonelli.
–¿Qué relación tienen con los distintos delegados que han conducido a la localidad?
–Alejandra: El hecho de conocer al delegado facilita las cosas. Con Marcelo Acosta nos une un vínculo de proximidad física y por el contacto con el Hospitalito, mientras que Marisa Pignatelli es otra cara conocida. Tratamos de molestar lo menos posible y nos pareció muy motivador el último desfile por el aniversario de la localidad. Fue una caricia del pueblo para personalidades como Rubén y Juan Carlos.
–¿Qué requisito tienen que cumplir alguien que esté interesado en sumarse al club?
–Antonelli: El único requisito es tener vocación de servicio, sino no sirve de nada. Nosotros pagamos una cuota mensial, distrital e internacional y le vamos a brindar todo el apoyo a quien se sume. Van a cumplir una función específica y van a sentirse valorados por la comunidad. Hay que dar lo mejor de sí para estar acá.
UN POCO DE HISTORIA
“El Club de Leones nace en 1917 en Illinois, Chicago, por iniciativa de un adinerado que incorporó a su grupo de amigos para hacer obras en su comunidad. El Club creció y se ramificó, siendo autónomo en cada lugar, aunque dependiendo de la matriz internacional. La sigla resume el objetivo: libertad, entendimiento, orden, nacionalidad, esfuerzo y servicio (LIONES)”, expicó Rubén.
UN VINCULO MUY ESPECIAL
“Mi abuelo fue el capitán Juan Rubado, quien tiene su homenaje con el nombre de una de las calles de White. Mi abuelo se casó con mi abuela, con una diferencia de 20 años de edad, en Adrogué y luego se nacionalizó argentino, participando en excursiones con Julio Roca”, contó el secretario Juan Carlos Balbi.