Para muchos, el invierno es un momento alegre, lleno de familia, amigos y comida humeante. Sin embargo, para otros, los meses más fríos del año pueden ser todo lo contrario. Los días más cortos y las bajas temperaturas pueden ser un desafío, lo que lleva a un aumento del estrés, la tristeza e incluso la depresión.
Si bien puede parecer “solo la tristeza del invierno”, algunas personas pueden experimentar síntomas de depresión más persistentes y generalizados, conocidos como trastorno afectivo estacional.
Cuáles son las causas
El trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés), es una forma de depresión mayor que algunas personas sufren a fines del otoño y los meses de invierno. Y más raramente, puede ocurrir a principios de primavera.
La investigación muestra que cuanto mayor sea la distancia al norte o al sur del Ecuador, mayor será la incidencia de casos de trastorno afectivo estacional. En los Estados Unidos es más probable que las personas tengan SAD en el norte que en el sur del país.
Una explicación puede ser que los niveles reducidos de luz solar alteran el reloj interno del cuerpo y pueden cambiar los niveles de serotonina, que afecta el estado de ánimo, o la melatonina, que desempeña un papel en los patrones de sueño y el estado de ánimo.
La gente tiende a quedarse en casa con más frecuencia cuando hace frío y está oscuro. Esto puede aumentar el aislamiento y disminuir la oportunidad de compartir actividades agradables con los demás, lo que contribuye aún más a la tristeza y la depresión. Además, las personas pueden ser menos activas físicamente o no hacer tanto ejercicio durante el invierno, lo que puede afectar su sensación de bienestar.
Los más propensos a sufrir SAD son las mujeres y las personas con antecedentes familiares o personales de trastornos del estado de ánimo. El SAD es poco común, aunque no desconocido, en personas menores de 20 años y adultos mayores.
Los síntomas más comunes
El trastorno afectivo estacional se manifiesta a través de estos síntomas:
– Estado de ánimo deprimido, como sentirse más triste, deprimido o entumecido
– Irritabilidad o cambios de humor
– Problemas para llevarse bien con los demás
– Fatiga y exceso de sueño
– Cambios en el apetito, como antojo de alimentos ricos en carbohidratos
– Aumento de peso
A principios de la primavera, los síntomas pueden incluir:
– Depresión
– Problemas para dormir
– Ansiedad
– Pérdida de peso
Las personas que luchan contra el trastorno afectivo estacional tienen más probabilidades de experimentar incremento del apetito, aumento de peso o hipersomnia (dormir demasiado) en comparación con quienes presentan trastorno depresivo mayor sin una variación estacional.
Si se sospecha que una persona puede estar luchando contra el SAD, buscar la ayuda de un profesional calificado es el primer paso para sentirse mejor.
Una evaluación por parte del equipo de atención médica es fundamental. El SAD puede provocar complicaciones graves, como aislamiento social, problemas escolares y laborales, abuso de sustancias y pensamientos o conductas suicidas.
Factores que contribuyen al trastorno afectivo estacional
Se cree que la causa del trastorno afectivo estacional es el cambio estacional en la exposición a la luz en el medio ambiente que ocurre en los meses de otoño, invierno y primavera.
Estos pueden afectar la cantidad de la hormona melatonina producida por el cuerpo en algunas personas, dando como resultado anomalías en los neurotransmisores del cerebro, como la norepinefrina, la serotonina y la dopamina.
La melatonina, producida en la glándula pineal del cerebro y desencadenada por la oscuridad, influye en el ciclo de sueño/vigilia. En los meses fríos de invierno, cuando es más probable permanecer en interiores y las horas de luz del día son más cortas, el aumento de la producción de melatonina en las personas susceptibles puede aumentar la aparición de SAD.
Se cree que la serotonina, un neurotransmisor en el cerebro, tiene un papel en la regulación del estado de ánimo. Los niveles de serotonina también pueden disminuir en respuesta a la reducción de las horas de luz, lo que provoca síntomas de depresión. Algunas personas experimentan un mayor deseo por los carbohidratos durante los meses de poca luz, ya que esta categoría de alimentos ayudan a generar la producción de serotonina.
El estrés durante las fiestas navideñas, que transcurren en invierno en el hemisferio norte, puede contribuir a la depresión. Sentir la presión de los demás o de la cuenta bancaria puede desencadenar una montaña rusa emocional. Estas situaciones son muy comunes durante la temporada navideña cuando se compran regalos, se planifican eventos festivos y se pasa tiempo con la familia.
Las fiestas pueden ser momentos difíciles para las personas que están separadas de sus seres queridos por la distancia o la muerte. Lidiar con la ausencia de los seres queridos durante las fiestas, especialmente si han fallecido, puede provocar emociones fuertes y episodios de depresión.
Cómo afrontarlo
Algunas de las mejores maneras de prevenir o mejorar un estado de ánimo deprimido son simples y se pueden comenzar hoy mismo:
– Consumir una dieta bien balanceada. Si no se lleva una dieta nutritiva, se están perdiendo los nutrientes que promueven un estado de ánimo positivo. En concreto, incluir en el menú alimentos como frutas, verduras, cereales integrales y frutos secos.
– Hacer ejercicio moderado de forma regular para mejorar el estado de ánimo y sus niveles de energía.
– Dormir lo suficiente. Cuando esto no ocurre se afectan los pensamientos, estado de ánimo y función cognitiva en general. Las necesidades de sueño varían de persona a persona.
*El doctor Patrick Bigaouette es psiquiatra del Sistema de Salud de Mayo Clinic, en Mankato, Minnesota.
Fuente: Infobae