Cuando se trata de perder peso, muchos recurren a los consejos de los expertos en nutrición, quienes a menudo sugieren aumentar la ingesta de agua como una estrategia efectiva. ¿Pero qué tan cierto es esto? ¿Realmente ayuda antes de las comidas? ¿Qué dicen los estudios al respecto?
La idea de tomar un vaso antes de cada comida como una forma de controlar el apetito parece plausible: al “llenar el estómago” con líquido, te sentís más saciado y, en teoría, comes menos. Sin embargo, ¿Qué tan fiable resulta esta máxima?
Existen tres teorías respaldadas por la Universidad de Harvard que exploran la conexión entre el consumo de agua y la pérdida de peso.
- Sensación de saciedad: se sugiere que beber agua antes de las comidas puede llenar el estómago, enviando señales al cerebro para detener el consumo de alimentos. Algunos informes pequeños respaldan esta idea, mostrando que las personas lo hacen tienden a ingerir menos calorías en total;
- Quemar calorías: se plantea que el cuerpo gasta energía al calentar el agua que se consume, lo que podría compensar algunas calorías de las comidas,
- Confusión entre hambre y sed: se argumenta que a veces confundimos la sed con el hambre, lo que nos lleva a comer cuando en realidad solo necesitamos hidratarnos. En este sentido, beber agua también podría ayudar a evitar el consumo innecesario de calorías.
¿Cuánta agua se recomienda beber durante el día?
Según las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos, la cantidad adecuada de líquidos que se deben consumir diariamente es de aproximadamente 15,5 tazas (3,7 litros) para hombres y 11,5 tazas (2,7 litros) para mujeres.
Sin embargo, la cantidad puede tener consecuencias negativas: el exceso de líquidos puede provocar problemas graves, especialmente relacionados con la sangre y el corazón.
Cuando se consume más agua de lo necesario, la sangre se diluye en comparación con los minerales, lo que puede llevar al cuerpo a buscar compensar este desequilibrio, especialmente a través de la función renal.
Según la institución norteamericana, es importante desechar el mito de que “mientras más agua se beba, mejor”, ya que esto puede llevar a una hidratación excesiva.
Además, es crucial comprender que tampoco es un factor determinante para la pérdida de peso o grasa, por lo que no se debe abusar de su consumopensando que acelerar este último aspecto.
Fuente: El Cronista