En plenos ecos del temporal y en el medio de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, desde la Parroquia de Ingeniero White el Padre Adrián Martínez compartió algunas experiencias y reflexiones sobre lo que dejó el temporal y el impacto en nuestra comunidad.
“Se ha notado que somos un pueblo de hermanos y eso es algo muy importante en un momento donde nos sentimos muy vulnerables. Trabajamos en red con las instituciones de la localidad, centralizando las colaboraciones con la Sociedad de Fomento. Pudimos aportar gente y elementos. La tormenta fue terrible y puso de manifiesto una situación con un perfil muy complejo”, sintetizó.
“En nuestro caso, hubo daños muy poco significativos en el templo. Somos una ciudad muy poblada y hubo circunstancias que han ayudado para evitar que haya 600, 800 víctimas después de esta tormenta. En el caso de la capilla del 26 de septiembre, sí hemos sufrido la voladura del techo”, comentó.
Y amplió: “esta situación nos ha ayudado a entendernos como seres humanos. Acá no es sálvense quien pueda. Los vecinos solidarios trabajaron y se dieron una mano. Eso es Navidad. No hay que perder el horizonte. Dios no está en el cielo, se manifiesta y habita en cada uno de nosotros. Estas circunstancias nos llevan a la sencillez, sin hacer alardes ante la persona que la está pasando mal.
“La parroquia siempre estuvo abierta y a disposición para el que lo necesite. La idea es que la gente pueda conectarse con lo que perdura en estos tiempos. El temporal nos sacudió y nos hizo ver qué cosas valen la pena. Tratamos de recuperar el rumbo y salir adelante todos juntos”, cerró.