Casi ninguno de los chicos que nos acompañaron el sábado viajó alguna vez en tren. Pero a todos les gustaría. Los trenes que imprimimos, pintamos, recortamos y armamos durante toda la tarde, van cargados de esas ganas. La historia del ferrocarril no sólo mueve recuerdos, también tracciona expectativas.
Gracias a Cecilia, Susana y Marcela del Museo del Juguete, gracias a los amigos del Envión Saladero Bulevar y al maestro maquinista Néstor Ibarra. Gracias a todos los que se acercaron al museo esta tarde. Como no podía ser de otro modo tratándose de locomotoras y vagones, terminamos todos enganchados. La pasamos buenísimo.