Atento al complicado panorama que está atravesando el rubro indumentaria-calzado y a la espera de la autorización correspondiente para poder recibir a sus clientes, Alejandro Ferrari, titular de la zapatería “Franca”, ubicada en la avenida Dasso, dio sus impresiones sobre la situación que están viviendo.
“Es un momento difícil. El rubro calzado e indumentaria, que van de la mano, es una actividad que se está dejando para último momento porque se trata de artículos que la gente tiene que probarse antes de adquirirlos. Eso lleva un procedimiento que, se estima, puede traer aparejado un peligro ante el avance de la pandemia. En ese caso, hay que acatar las órdenes del Ministerio de Salud y elaborar un protocolo, que ya fue elaborado, pero no tuvimos respuestas”, comentó Alejandro, quien desde hace 7 años tiene su zapatería en la zona comercial de Dasso.
“Mientras tanto, seguimos con la venta on-line esperando que se puedan abrir las puertas normalmente y los clientes puedan volver a esta nueva normalidad. Abrir, de todos modos, no va a ser una solución mágica, aunque nos daría un poco de alivio para un rubro tan golpeado como el nuestro”, indicó.
–¿Cómo es la estructura interna de Franca?
–Tengo una empleada de mediodía, es decir que mi estructura no es grande. Los gastos fijos son de alquiler, las cargas sociales, los impuestos y los compromisos con los proveedores. Yo trato de tener una línea de calzado para toda la familia, desde chicos a abuelos, y eso lleva una inversión.
“De todos modos, para los negocios grandes, con empleados, se hace mucho más difícil. Yo trabajé como empleado y sé los gastos que hay que afrontar. De afuera uno puede pensar que el empresario tiene espalda para pagarlo, pero no estoy de acuerdo y no me parece justo”, reconoció.
“Más allá de todo, quiero agradecer a mis clientes. El 99% son de White y me siguen contactando por mis redes pidiendo mercadería. Yo les agradezco porque en estos meses de parate esas ventas me permitieron aguantar la situación”, cerró Ferrari.