Este viernes, cuando los empleados de la aerolínea Sol se presentaron en su lugar de trabajo, se encontraron con un panorama desolador.
Todos los vuelos de la empresa habían sido cancelados y comenzaban a circular los primeros rumores de que la firma había presentado la quiebra.
“Nos encontramos con que dicen que no van a pagar los sueldos porque Aerolíneas Argentinas no cumplió con el acuerdo, que Sol Líneas Aéreas no puede realizar los pagos y empezaron las negociaciones con el Ministerio de Trabajo y el de Economía”, afirmó un delegado gremial.
Sol, perteneciente a la familia Angeli, titular de la empresa turística Rutatlantica, mantenía un convenio de prestaciones de vuelos regionales con Aerolíneas Argentinas, por lo cual recibía un monto cercano al millón de pesos diarios.
De este modo, la línea aérea de bandera se comprometía a pagarle a Sol una suma fija mensual en dólares por 210 horas de vuelo más el costo del combustible.
El llamado Acuerdo de Cooperación tenía algunas cláusulas que la nueva gestión no quiso convalidar.
La más llamativa le aseguraba a la empresa rosarina, una ganancia en dólares del 12% de los costos de explotación.
Ese contrato fue rescindido el jueves por la nueva presidenta de Aerolíneas, Isela Constantini.
Había sido firmado por quién era en ese momento director financiero de Aerolíneas, Luis Pablo Ceriani, y con la aprobación del entonces titular, Mariano Recalde.
Los dueños de Sol se apresuraron a señalar a la nueva administración de Aerolíneas como la culpable del cese de actividades y las consecuentes pérdidas de empleo.
“La rescisión del acuerdo de cooperación con Aerolíneas Argentinas, que ha dejado a la empresa en una situación de inviabilidad económica que hace imposible su operatoria”, afirmaron en un comunicado.
Aseguraron que la firma “cumplirá con todas las obligaciones legales con su personal y ya ha solicitado la reubicación de los pasajeros que habían adquiridos servicios, aspectos que ya se encuentran previstos y resueltos”.
Sol -que ha operado por más de 9 años en el mercado argentino y países limítrofes- aclaró que tomó la decisión de cerrar “debido a que las autoridades de Aerolíneas Argentinas y del Ministerio de Transporte de la Nación informaron que han resuelto rescindir el Acuerdo de Cooperación suscripto el 11 de agosto de 2015”.
El mismo, inclusive, “había permitido a Sol incorporar socios estratégicos españoles y la llegada de tres nuevos aviones para potenciar su flota y otros tres más en los próximo meses”.
“Esta decisión también ha llevado a que los socios españoles, que participaron de las reuniones donde se analizaron estas cuestiones, reconsideren ahora su participación en una empresa aérea nacional”, añadió.
En ese sentido, puntualizó: “Este tipo de acuerdos debe ser analizado en el contexto de un mercado aerocomercial muy particular como se ha configurado el argentino”.
Sol advirtió que desde su estatización, Aerolíneas “se ha transformado en un elemento distorsivo del mercado aerocomercial argentino, debido a que los operadores privados deben desarrollar su actividad dentro de las reglas del mercado mientras que una aerolínea al amparo del Estado, y con un market share de un 80%, venda el 100% de su producción en forma permanente por debajo de sus costos de producción”.
“Es razonable que el Estado Nacional aplique políticas de preservación del empleo en la aerolínea que administra, lo que no es beneficioso para el sector es un aumento de la producción y con la obligación de bajar sus precios para colocar esta sobreoferta”, enfatizó la compañía.
Además, sostuvo que “colocar esa producción por debajo de los costos en forma permanente, genera una clara competencia desleal y prácticas de dumping, lo que vuelve inviable la operatoria de cualquier empresa privada sin acuerdos de código compartido o cooperación”.
Desde el macrismo, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, salió en defensa de la decisión tomada por la nueva administración de la línea de bandera.
El funcionario atribuyó el quiebre de Sol al “terrible escándalo que hemos detectado” en el convenio que tenía con Aerolíneas, que “con su bolsillo de payaso iba distribuyendo plata por ahí”.
Dietrich precisó que Aerolíneas es una compañía “que el año pasado perdió por lo menos 5.200 millones de pesos. Digo por lo menos porque estamos encontrando un monto de cuentas impagas de miles de millones de pesos” y las cifras dijo que aún no están “consolidadas” por falta de información.
Por otra parte, el ministro desestimó que el Gobierno tenga planes para impulsar la absorción en otras compañías de los trabajadores de Sol.
Sin embargo, confió en que “se irán dando las circunstancias para que se generen mejores condiciones de trabajo” y puedan reinsertarse.
Dietrich aseguró que “frente a las posibles necesidades que vaya teniendo” la actividad aerocomercial “la gente de Sol va a tener prioridad porque es gente que tiene experiencia”.
No obstante, destacó que para el Gobierno “la prioridad que tenemos es mantener las fuentes de trabajo en Aerolíneas”, que cuenta con 13 .000 empleados.
El ministro resaltó que la instrucción que tiene del Gobierno la flamante titular de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, es “hacer sustentable” a la empresa.
Contó que a poco de asumir las nuevas autoridades se recibió una carta de uno de los gremios aeronaúticos, que no especificó, que relataba “la aberración que era este convenio” con Sol “que claramente era totalmente inconveniente para Aerolíneas”.
En contraposición, Dietrich señaló que antes “hubo una persona que manejaba Aerolíneas, que era Mariano Recalde”, quien, “a meses de terminar su conducción”, firmó en el mes de septiembre el acuerdo.
En el mismo le aseguró “una ganancia de 70 millones por año” sin importar su resultado económico.
Resaltó que el acuerdo, firmado por Recalde y el ex gerente financiero de la empresa, Luis Pablo Ceriani, cotizaba para Sol “a un costo de 80% más caro que lo que cuesta cada uno de los asientos que vende Aerolíneas”.
No respondió puntualmente sobre si denunciará en la justicia los presuntos sobreprecios, pero insistió en que lo que costaba a Aerolíneas el acuerdo “es escandaloso” porque implicaba asegurar el pago del “12 por ciento de utilidad”.
Por su parte, el ex presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, salió a defender el acuerdo firmado durante su gestión.
“Era un excelente negocio para Aerolíneas Argentinas, Sol y todo el país. Sol no vivía de la teta del Estado”, sostuvo.
El dirigente de la agrupación kirchnerista “La Cámpora” defendió el Acuerdo de Cooperación firmado en agosto pasado y que comenzó a regir a partir de septiembre, por el que los vuelos de cabotajes de Sol eran vendidas por Aerolíneas Argentinas.
“Al igual que las grandes líneas del mundo, Aerolíneas necesitaba una empresa pequeña para complementarse y que sirva de distribuidora en aquellos destinos donde los aviones de Aerolíneas eran muy grandes y no eran eficientes”, explicó el ex funcionario.
Según dijo, Aerolíneas “le alquilaba las horas de vuelo, vendía esos pasajes y se quedaba con los frutos del pasajes”.
En ese sentido, Aerolíneas se comprometió a pagarle una suma fija mensual en dólares por 210 horas de vuelo más el costo del combustible.
El acuerdo significaba la entrega de $1 millón diario.
Asimismo, una de las cláusulas le aseguraba a la empresa rosarina de la familia Angeli una ganancia en dólares del 12% de los costos de explotación.
A raíz de dichas cláusulas, la nueva administración Nacional, encabezada por Isela Constantini, decidió rescindir el contrato.
A partir de dicha decisión, la línea Sol cerró hoy sus oficinas en Aeroparque y el gremio denunció que 300 personas perdieron su trabajo.
“Nosotros vendíamos muchos más que un millón de pesos diarios de los pasajes a Sol”, señaló Recalde.
En sintonía con lo último, criticó a los nuevos ejecutivos de la empresa y disparó contra el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich: “Está mal informado o tiene mucha mala fe”.
Fuente: iprofesional.