El clima viene fluctuando en febrero entre olas de calor y tormentas con abundante caída de agua, lo que genera preocupación en la zona núcleo productiva porque los excesos pueden afectar la campaña agrícola.
Luego de temperaturas que sobrepasaron los 36ºC y una demanda atmosférica que es histórica, por lo prolongada y fuerte que se mantiene, llegó el alivio a la zona núcleo productiva con las lluvias y la soja remonta, pero hay temor por los excesos.
Los productores de la denominada zona núcleo -que comprende regiones de Córdoba, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires- miran al cielo a medida que avanza el mes y evalúan cuál podría ser el impacto de las inclemencias.
Las tormentas que se registraron el 18 de este mes ya dejaron fuertes daños en estructuras edilicias de la zona rural y afectaron caminos y lotes de tierra que quedaron bajo agua en momentos críticos de la campaña.
Hubo ráfagas inéditas y sostenidas de casi 100 kilómetros por hora con fuertes descargas eléctricas y lluvias que superaron en pocas horas los 80 milómetros y también hay zonas que registró caída de granizo.
La Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) explicó recientemente que “hay preocupación porque si las tormentas se agudizan los problemas hídricos podrían seguir aumentando las pérdidas de superficie por los excesos”.
“Calculando la cantidad de horas que las temperaturas superaron los 30°C, encontramos que en muchas zonas de la región núcleo estuvieron 140 horas por encima de ese umbral: la tercera parte de esos 18 días sufrieron temperaturas mayores a 30°C”, dice la GEA.
Para la GEA, “aunque se esperan que se morigeren las medias térmicas el efecto de las lluvias sólo sería transitorio.
El ambiente de alta humedad y elevadísimas temperaturas seguirá acompañando el desarrollo de los cultivos”.
Buenos Aires, NA.