“Los niños no siempre manifiestan que no ven, ya sea porque siempre vieron así y lo consideran normal o porque no saben expresarlo por eso es muy importante realizar los controles anuales”, explica Micaela Varela (MN 123761), coordinadora del sector de Oftalmología de los Controles Escolares del Hospital Universitario Austral.
“Tenemos que estar atentos a signos que nos pueden orientar. A veces pestañean con mayor frecuencia, entrecierran los ojos para enfocar, guiñan o se refriegan más los ojos. Pueden presentar conjuntivitis a repetición, orzuelos recurrentes, cefaleas o alteraciones en el rendimiento escolar. Cuando se sospecha que el niño no lee bien, hay que consultar con el médico especialista para diagnosticar la causa. Una patología muy frecuente es la miopía. En estos casos, cuando la imagen se forma por delante de la retina por alteraciones en la córnea, el cristalino o el largo axial del globo ocular, se dificulta principalmente la visión de lejos” continúa la médica especialista en Oftalmología Infantil. “Puede haber otros vicios de refracción como la hipermetropía, cuando se forma la imagen por detrás de la retina, o bien alteraciones provocadas por astigmatismos”, asegura.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud observó que hay un aumento global de la miopía y que, de continuar esta tendencia, para el 2050, dos de cada tres personas serán miopes. “Se demostró que durante el confinamiento por la pandemia, hubo una mayor progresión de la miopía en un 30 a 40%. Con el mayor uso de pantallas, asociado a la falta de tiempo al aire libre con exposición a la luz natural, se produjo un incremento en la progresión de las miopías más pronunciado que años anteriores”, indica la especialista.
En ese sentido, la oftalmóloga infantil del Hospital Universitario Austral también advierte un aumento de pacientes con patologías como ojo seco, estrabismos y espasmos de convergencia. Remarca la importancia de realizar controles oftalmológicos a tiempo, ya que permiten detectar alteraciones que pueden interferir en la calidad visual del paciente. “Aunque los controles obligatorios son los del recién nacido y en el ingreso escolar, se recomienda realizar controles al inicio de clases cada año. De esta manera, nos aseguramos de que el niño esté en condiciones de salud adecuadas para su desarrollo”, insiste la médica.
Los niños tienen un sistema visual en desarrollo y, por lo tanto, con los controles oftalmológicos se evalúan las distintas etapas madurativas. “A medida que el niño crece se evalúan distintos aspectos como la actitud visual o el movimiento de los ojos que permiten al médico tener conocimiento de cómo se está desarrollando la visión de ese niño”, refiere. “Hay patologías como la ambliopía u ojo vago, que se producen cuando el niño no recibe el estímulo necesario para aprender a ver y es fundamental detectarlas tempranamente.
Pueden existir otras alteraciones, como cataratas, inmadurez retinal, infecciones e incluso tumores oculares, que pueden poner en riesgo la vida del paciente. Es fundamental realizar el control a tiempo con un médico especialista”, remarca la doctora Varela.
La médica también sugiere que ante cualquier alteración que noten los padres deben concurrir a la evaluación con el médico. Finalmente la doctora Varela recomienda hábitos saludables que se pueden implementar para mantener una buena salud ocular en los más chicos. “Es fundamental tener un buen uso de dispositivos electrónicos con no más de dos horas diarias de pantallas y fomentar actividades al aire libre con exposición a la luz solar natural asociado a una alimentación saludable para lograr un buen desarrollo visual”, completa la especialista.
Fuente: Ambito