El sueño de producir electricidad con paneles solares en la terraza o un pequeño aerogenerador será posible en la Argentina. Y esto es porque el Senado aprobó el miércoles la ley de generación distribuida, una medida sobre la que había interés y que salió con voto unánime.
Esta ley, que deberá ser reglamentada por la Secretaría de Energías Renovables que comanda Sebastián Kind, crea una nueva categoría de usuario: el consumidor que produce. Quiere decir que un particular genera lo que consume y vende lo que le sobra a la red, como sucede en Alemania o en EE.UU., donde proliferan los paneles solares en las casas.
“Es una revolución”, dice Juan Bosch de la firma Saesa, que se dedica al trading de energía. “El usuario deja de ser pasivo para ser un productor que podrá intercambiar energía y servicios con la red y le dará más porosidad y dinamismo al sistema eléctrico. Es un cambio de paradigma y empodera a los usuarios, que dotarán al sistema de mayor eficiencia, transparencia y democratización”.
Aunque ya existen leyes de generación distribuida en varias provincias, esta norma viene a unificar los parámetros técnicos en todo el país. La norma establece un sistema que se llama “net billing”.
Esto es: el consumidor paga el precio normal a la distribuidora por la energía que recibe de la red, pero cuando vende su propia electricidad recibe un precio menor, como si fuera un mayorista. Por eso, dice Juan Carlos Villalonga, el diputado de Cambiemos que figura entre los autores de la ley, “al usuario le conviene autoconsumir antes que entregar la energía”.
En los últimos años, el precio de los paneles solares ha descendido en picada, y se estima que continuarán bajando, ya que el mundo está migrando la matriz de generación energética, de fósiles a renovables. “Los precios están a la baja de manera muy notoria”, agrega Villalonga.
Sin embargo, se estima que las primeras en utilizar los beneficios de la ley serán las Pymes antes que las casas particulares. El costo de arranque de un equipo para un sistema de autoconsumo oscila entre los 60 y los 100 mil pesos.
La ley establece la creación de un fondo de 500 millones de pesos, que se llama Fodis, para hacer más atractiva la alternativa de la autogeneración. Cómo se implementará la utilización de este fondo dependerá de la letra chica de la reglamentación, que se estima estará lista en marzo.
Para que un usuario pueda conservar la energía que produce deberá contar, además de los paneles, con un equipo de baterías, cuyo precio también ha venido bajando. “En Alemania, dice Villalonga, hay en los techos de las casas instalados 40 mil MW de energía solar, que es más que todo el parque eléctrico argentino, de 35 mil MW”.
Se estima también que el sistema de generación distribuida permitirá el desarrollo de nuevos tipos de trabajo relacionados con la instalación y el mantenimiento de los sistemas. La ley establecerá diferentes categorías de usuario-generador en función de la magnitud de la potencia de demanda contratada y capacidad de generar a instalar. La conexión del equipamiento deberá contar con la previa autorización de la empresa de energía y los costos correrán por parte del usuario generador. El distribuidor será el encargado de colocar el medidor.
La norma también establece la obligatoriedad para los nuevos edificios públicos de contar con sistemas de generación renovable propio, al tiempo que insta a que se instalen los mismos en los viejos edificios del Estado, según las condiciones técnicas con la que cuentan.
Fuente: Clarin