Con un profundo vínculo con la localidad en su etapa de médico ginecólogo, el Doctor Hugo Del Run visitó los estudios de La Brújula 24 para formar parte del 197º capítulo de IngenieroWhite.Com y hablar de su nueva faceta: profesor de tango en la Asociación Helénica.
“Mis padres eran muy buenos bailarines de tango y asistían a eventos de aquellos tiempos en la Sociedad Italiana, La Siempre Verde, la Cantina Royal y las kermesses que se hacían en Guillermo Torres. Verlos bailar a ellos hizo que la danza y la música siempre me gusten, hasta que en un momento determinado empecé a bailar con un grupo de amigos, viajé a Buenos Aires y ya llevo 15 años en el tango. Lo que nunca me imaginé es que iba a dar clases”, reconoció Del Run.
–¿Cómo surgió la iniciativa de involucrarse en esta iniciativa?
–Luego de participar en el “Patio tanguero” que armamos durante el corso, surgió la propuesta de la delegada Marisa Pignatelli de abrir una escuela de tango. Y me pareció una forma de colaborar con muchas cosas a favor, ya que para mucha gente mayor es un divertimento y también es una forma de llevar la música y la danza a los más jóvenes.
“Los tres géneros que se bailan son el tango, la milonga y el vals criollo. Se enseñan los tres al mismo tiempo y cada uno incorpora lo que más le guste. Este es un curso inicial al que todos pueden asistir de forma individual para ir armando las parejas”, indicó.
“Desde el abrazo se logran cosas tremendamente importantes. Hoy en día hay mucha soledad en el mundo y las comunicaciones hacen que uno esté más tiempo solo. No es lo mismo que te acompañe un teléfono a estar con una persona al lado. Encontrarte con alguien para abrazarlo o que te abrace es importante”, destacó.
–¿Qué días y horarios manejan?
–Los lunes y miércoles, de 19.30 a 21, en la Asociación Helénica. Empezamos este lunes con 17 personas, casi todas de White, y tenemos la propuesta de hacer algo para los festejos por el aniversario de la localidad. Para mí es un placer volver a White.
SU PASADO EN LA LOCALIDAD
“Yo nací en White y tuve la suerte de hacerlo en el sanatorio del Doctor Pérez Fontán, frente a la Iglesia. Estudié en la Escuela Nº 116, de calle Avenente, y vivía en Cabral al 3.500, casi Avenente. Recuerdo a personas y amigos como Mario Stortini, Cacho Vallejos, los Carrete, Miguel Ramírez, Chiche Sosa. Entre 1976 y el año pasado trabajé como ginecólogo, con más de 8 mil nacimientos. El último parto fue el de mi nieta, la frutilla del postre”.
“Cuando me agarran ganas de recordar cosas, me paro frente a lo que era mi casa y miro al cielo, que es el mismo de aquellos tiempos. Las cosas han cambiado porque los jóvenes de esa época nos fuimos a Bahía, los viejos fueron falleciendo y vino mucha gente que no es whitense. A lo mejor, esto es una oportunidad para juntarnos y volver a crear un pequeño polo que se parezca al White de aquellos tiempos”.