A pesar de que durante 2018 los combustibles aumentaron más de un 65%, las principales refinadoras del país (YPF, Raizen -que compró el negocio de Shell- y Axion) perdieron en conjunto entre u$s 1000 millones y u$s 1500 millones por no haber podido trasladar entera la devaluación a precios. Así lo calculó un importante ejecutivo del sector, que prefirió mantener el nombre en reserva.
Es por eso que estiman que no hay margen ahora para una baja en surtidores, pese a la retracción de los valores del crudo a nivel internacional. “Es insólito que un ministro de Economía (por Nicolás Dujovne, de Hacienda) hable sobre cómo deben estar el precio de los combustibles”, comentó este mismo hombre.
A todo eso, desde este sábado las naftas costarán $ 0,97 más por litro y el gasoil $ 0,70, por un aumento de 14,1% en el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC). Las refinadoras decidirán entre hoy y mañana si absorberán ese incremento o lo trasladarán a precios.
Resulta paradójico: mientras solamente en marzo, mayo y octubre no hubo subas de naftas y en septiembre hubo 4 incrementos distintos, que totalizaron 24%, las petroleras perdieron una suma multimillonaria de dólares por su negocio de refinar y vender combustibles, a un nivel que no experimentaban desde la crisis de 2001/2002. Hay razones: esgrimen que por la devaluación, principalmente, pero también por el aumento del petróleo (que bajó un 30% solo en los últimos 50 días), desde mayo hasta noviembre no pudieron tener libertad para cobrar en los surtidores lo que realmente correspondía, de acuerdo a la paridad de importación. A fines de agosto, la brecha llegó a ser hasta de 30 por ciento.
YPF, que domina el 55% del mercado de ventas de combustibles, informó a la Bolsa de Buenos Aires que durante el tercer trimestre de 2018 perdió $ 908 millones o u$s 30 millones, teniendo en cuenta que entre julio y septiembre el dólar pasó de $ 27 en los primeros dos meses del trimestre a $ 42 sobre el final. Según fuentes privadas, Shell (y Raizen desde octubre, cuando efectivizó la compra del negocio Downstream) arrojaron resultados negativos por unos u$s 30 millones mensuales. Axion, en
cambio, habría perdido unos u$s 300 millones a lo largo del año.
Lo que más afectó los números de las empresas, según confían, es el congelamiento de precios que impulsó el Gobierno en el inicio de mayo para frenar la inflación, justo cuando empezaba la devaluación que llevó al dólar, en un primer momento, de $ 20 a $ 25. A cambio, hubo una cuenta compensatoria a favor de las petroleras, que todavía no recuperaron.
El congelamiento, previsto originalmente para que dure tres meses, pero que se desarmó parcialmente en junio por el incremento del Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC), generó pérdidas unos u$s 1000 millones.
Fuente: El Cronista