Nuestra voz mellada les sirve de instrumento. Así como nosotros nos servimos de ellas para expresar una emoción, encontrarle sentido a las cosas o acompañarnos en alguna tarea. Se canta porque no siempre resulta fácil. Se canta porque hay que remarla. Por eso este San Remo ferrowhitense fue el festival de la gente que no afloja.
Gracias al profe Tagliabue, a las y los cantantes que la rompieron, a la Asociacion La Siempre Verde por mantener sus talleres culturales con lo que hoy por hoy cuesta, a Marcelo Stefanu, el griego más italiano del universo, a Cristina Leiva y Cacho Mazzone, los jurados del pueblo, y a Romi, Guille, Pol y Carlos que la remaron para que todo salga como salió. Ahora tenemos otro santo al que prenderle una vela.