Es mucho lo que el viento se llevó, pero también lo que trajo. Cosas que el temporal parece haber vuelto permanentes: cierta sensación de estar a la intemperie, de andar con los patos volados, con ‘el alma al aire’.
Es el clima de este lugar, se dirá, pero también el clima de la época. La circunstancia de un país en emergencia. Ayer nos juntamos a leer un cuento, a modelar nubarrones con plastilina negra, a escuchar lo que chicas y chicos tienen para decir sobre la vida antes y después de la tormenta, a hablar, en fin, sobre lo que nos da miedo.
No por el gusto de insistir con estos asuntos deprimentes, sino porque puede que los pesares pesen menos cuando se los comparte.
Gracias al querido Pepe Malvar, narrador whitense, a las psicólogas Ileana Gomez Martin y Claudia Zito, a Gabi Cabezas, Tatiana Garrini, Gustavo Wagner y al equipo del Hospitalito en las unidades sanitarias de Saladero y Bulevar, por ponerle el cuerpo a la palabra cuidado.