Si bien la investigación interna de la propia empresa no difiere demasiado de la labor realizada por expertos de la UNS que trabajaron para la Justicia, existe algún aspecto sustancial que no coincide con ese primer informe.
Al respecto, el Secretario de Investigación y Extensión del Departamento de Ingeniería de la casa de altos estudios bahiense Santiago Maíz explicó en LA BRÚJULA 24 cuáles fueron las conclusiones del trabajo que fuera publicado por este diario digital el mismo martes.
“Lo que reventó es un recipiente de dos mil litros de capacidad. En ese momento tenía entre un 50% y un 60% de agua en estado líquido a alta temperatura. Y explotó porque no se siguieron los pasos en la puesta en marcha del procedimiento. Uno fue salteado y no se cerró una válvula, quedando sometido a una alta presión al no tener dispositivo de alivio”, mencionó el ingeniero mecánico, ante la primera pregunta del periodista Germán Sasso.
Y agregó: “Yo hablaría de un error de diseño, porque si hubiese tenido válvula de seguridad, se habría liberado el vapor y no hubiese ocurrido nada. El error humano no puede llevar a una explosión de esa magnitud porque faltaba la válvula que evitaba el incidente”.
“Estos procedimientos no pueden ser humano-dependientes. Supongamos que un operario se desmaya en el trayecto a cerrar una válvula, no debería explotar el recipiente porque hay mecanismos que permiten salvar la situación”, destacó Maíz, en otro segmento de la entrevista radial.
Consultado respecto a las condiciones de la planta, detalló que “las cañerías tendrán unos 20 años y el recipiente soportó de una forma espectacular. Tenía que explotar a 95 grados y explotó a esa temperatura. El diseño de la planta se hizo en Estados Unidos y está replicada en distintas partes del mundo”.
“Suponemos que hasta que el recipiente empieza a recibir la presión y explota, pasan 25 minutos. Creemos que hubo tiempo de que alguien pudo haber avisado a que las personas se aparten del lugar. No había otra cosa que agua, ni tampoco había otros recipientes cercanos en el radio de 35 metros que pudiera desencadenar en más explosiones”, refirió.
Sobre si hubo peligro para la población más cercana, especialmente ente los whitenses, detalló que “afuera de la planta no había riesgo, sí en el radio de esa distancia que habíamos mencionado anteriormente, de alcanzar a alguna persona parte del material hubiese sido fatal”.
“Si uno se saltea o cambia los pasos, existe la posibilidad de que el tanque explote. Para nosotros, la planta de Dow es segura. No supongo que la empresa quiera dañar su imagen ahorrándose una válvula de seguridad, teniendo en cuenta que con la parada de planta han perdido mucho dinero. Fue un error de diseño que puede haber venido de fábrica”, concluyó Maíz.
Fuente: Gentileza La Brújula 24.