Tiene algo de bohemio, algo de culto y hasta en algún punto arrabalero. Florentino Diez es un whitense de pura cepa que transita por un momento de su vida en el que como observador de la realidad se convierte en palabra autorizada.
“Tino”, conocedor de cada rincón del pueblo, cercano a cada uno los habitantes que caminan las calles y pueden pasar largos momentos rememorando anécdotas del pasado, sin perder de vista el futuro.
“Hoy veo un Guaite abandonado, todo se alquila o se vende. En su momento, la gente no necesitaba ir a Bahía a comprar nada, acá había de todo. Esto se atribuye a las políticas de las multinacionales se metieron dentro de nuestra gente, haciendo eclosión en la década del 90, cuando se rifó todo”, rompió el hielo este verdadero personaje de los tantos que tiene Ingeniero White.
Para intentar hacer más grata la charla, lo llevamos a sus primeras imágenes de su infancia: “Recuerdo que el pueblo tenía otra vida. En esta manzana había no más de diez lotes ocupados. Había grandes cantores y personalidades que tocaban instrumentos. Se me vienen a la mente la señora Rossina de Buono por ejemplo que cantaba temas de la Iglesia y de Italia, Tino Di Giorgio que era un navegante de buques de altura y era un tenor formidable, Colino Tortosa que tocaba la guitarra y su hija Tota que cantaba y salíamos a la vereda a tomar mate y cantábamos hasta cualquier hora con las puertas de las casas abiertas”.
“Este barrio se loteó en la década del 30 y se compraban los lotes libres que eran de la gente del mercado Rocca y acá todos los vecinos se ayudaron para hacer uno la casa del otro, ya sea de chapa o de material. Éramos todos una familia”, añoró visiblemente emocionado en otro tramo de la entrevista.
La adolescencia no era fácil para nadie, aunque sí mucho más sana que en los tiempos que corren. “Tino” aseguró que “allá por los años 50, cuando terminabas la escuela primaria si tu viejo trabajaba en YPF, vos entrabas a ganarte el mango ahí, lo mismo para los que trabajaban en la Junta, en el Ministerio o el Ferrocarril. Tenías opciones para elegir y un puesto seguro y sino había muchísimos comercios”.
“Ir a Bahía en esa época era toda una aventura, un acontecimiento. Para un guaitense ir a comprar algo o ver a un artista es como lo que hoy en día significa ir a Buenos Aires”, comparó.
En un breve recorrido por su historia, siempre ligada a White, el hombre que vive en la cortada de Pasaje Rocca puntualizó que “cuando estaba estudiando en la escuela Industrial donde dicen que era buen alumno porque nunca me llevé una materia, trabajaba en una fábrica metalúrgica de una persona que daba clases en el establecimiento. Después en el año 54 entré a trabajar como peón en el Ferrocarril, dejé la secundaria en tercer año, dos años después hice el servicio militar hasta el año 70 cuando entré en la Caja de Crédito Bahiense hasta el 95 que me echaron. Fui empleado y luego tuve a cargo la sección cobranzas y después estuve al frente en el departamento de organización del Banco Coopesur”.
Después de quedarme sin trabajo, como me faltaban dos o tres años para jubilarme, entré a trabajar en locutorios en White, en el barrio Don Bosco y en el barrio Colón, aseveró “Tino”, algo más acá en el tiempo.
En la actualidad, vive con su esposa Ángela y cuenta que “de lunes a lunes estoy con la computadora, viajando y escribiendo. Tengo varios blogs que actualizo habitualmente. En el banco fui enlace entre el centro de cómputos y las autoridades, después tuve que aprender casi a la fuerza porque no quería dejar de usar la máquina de escribir hasta que en el año 83 salí de vacaciones y, cuando volví, la Olivetti no estaba así que tuve que sentarme en la computadora y no la abandoné más. Hasta me animé años después a dar cursos de computación”.
“Nunca fui de abandonar las cosas, creo que el barco cuando se hunde hay que sacarle el agua de adentro para salir adelante. Si nos unimos podemos revertir este momento que vive Guaite aunque pueda costar mucho. Ha cambiado la mentalidad de todos porque si no te adaptás, quedás afuera”, concluyó lanzando un mensaje de optimismo una de las personas más queridas por los whitenses.