Los agentes marítimos argentinos, representantes de líneas marítimas internacionales, vivieron los últimos años con la compleja incertidumbre de no saber qué más esperar de las anodinas autoridades del sector.
La gravedad de las decisiones que provocaron un retroceso respecto de la integración regional, por un lado, y cuestiones como la obligatoriedad de traducir al español el rancho (informe de los suministros y provisiones que lleva el buque) como condición para recalar, por el otro, son ejemplos de ambos extremos del día a día del sector marítimo.
“El sector privado siempre pide gente competente y de gestión porque hay muchas tareas pendientes para resolver”, indicó Patrick Campbell, del Grupo Multimar y secretario del Centro de Navegación Argentina.
Entre las cuestiones que destacó el ejecutivo figura “ver la infraestructura con un horizonte de 20 años, tanto vial como portuaria”, dijo, tras agregar: “Para nosotros la hidrovía es fundamental, por eso resulta clave encarar el ensanchamiento y profundización, promover la creación de centrales de transferencia y volver a integrarnos con la región, porque se tomaron medidas que nos hicieron mucho daño y quitaron la posibilidad de captar carga de la región”, sintetizó Campbell.
Las obras en la hidrovía (ensanche y profundización del canal, creación de más zonas de cruce y zonas de espera) son importantes porque “es necesario prever una recuperación de la economía, que va a llevar a una congestión en los canales de acceso”, indicó.
Respecto de las tendencias de la industria naviera y la posibilidad de que la escalada en el tamaño de los buques que llegan a Buenos Aires no se detenga, Campbell recordó: “Es cuestión de ir a los archivos para ver que decíamos que era imposible que barcos de 8000 a 9000 TEU vinieran a Buenos Aires, y ahora son los que operan normalmente desde hace unos años. Hoy esto es una realidad”, dijo.
¿Se puede pensar en que lleguen barcos de 14.000 TEU?, consultó La Nacion, a lo que Campbell respondió: “El tema es que hay que aprender a proyectar y evaluar lo que puede pasar en la región. Ese tipo de buque probablemente no opere en el puerto actual, pero tal vez sí, si se logra una infraestructura portuaria moderna”, explicó Campbell.
Las terminales que operan contenedores tienen una capacidad ociosa que dificulta una proyección. “Pero seguro que si se da una reactivación económica vamos a volver a carecer de espacios”, destacó.
“Estuvimos los últimos años trabajando en el día a día de los problemas, pero faltan estrategias de trabajo conjunto entre Nación y provincia”, indicó, para luego señalar: “El paso del puerto de Buenos Aires a la ciudad, más allá del futuro del puerto, tiene que ser algo que tiene que fluir, lo mismo que la autopista ribereña, porque ayuda a una mejor logística y a bajar los costos. Tenemos una preocupación muy grande que es el costo en dólares de los puertos argentinos”, concluyó Campbell.
Fuente: La Nación