Desde el Merendero “Todo Corazón”, Teresa Troncoso formó parte de nuestro programa del sábado pasado emitido por La Brújula 24 contando su historia y la labor social extremadamente sensible que lleva a cabo desde la sede que ocupan en la avenida San Martín, al lado de la Delegación Municipal.
“Empecé con chicos compañeros de mis hijos que se quedaban en casa porque no tenían para comer. Entonces empecé a darles la merienda, por ahí se quedaban a cenar. Y así se puso en marcha mi trabajo hace 3 años. Antes de la pandemia teníamos 30 chicos y se fueron sumando, de todas las edades. Con la pandemia se sumaron muchos más, llegando a casi 100 familias”, describió Troncoso.
“Cocino yo, me ayudan mis hijas y distintas personas de la comunidad. Lo mismo con las donaciones y el armado de las viandas. La gente viene a buscar su comida. Me acompaña la Usina Solidaria y la gente común que viene a traer algo al merendero”, amplió Teresa, quien lleva 21 años en nuestra localidad.
También recordó su infancia en el patronato y la devolución que ahora puede hacer: “el chico tiene que comer con su familia y vivir dignamente. Siempre les digo que estudien, sean alguien en la vida y mejoren para bien. Del portón para adentro estoy para lo que me necesiten, desde gente adulta hasta personas con adicciones”.
“Siempre le cocinamos a la gente como si fuera para uno mismo. Hacemos guiso, pizza, de todo. Muchas cosas la compro de mi bolsillo, más allá de alguna donación que llega de los negocios. La gente viene a buscar su vianda y comen en familia. Hoy (1 de mayo) hicimos albóndigas para variar. Les doy verduras. Lo más importante es verle una sonrisa a los chicos”, reconoció Teresa.
“Me ha pasado de encontrarme con chicos que se van a dormir con una taza de té. Esas cosas no pueden pasar. Acá no hay un listado, ni nada. El que necesita viene, me toca la puerta y lo vamos a atender. Estamos preparando talleres relacionados con violencia de género para incorporarlo al merendero, como uno de los proyectos más cercanos”, concluyó.