Las importaciones cayeron en agosto, pero se mantuvieron en los u$s 6000 millones, un piso informal que el Gobierno se fijó para defender niveles de actividad aceptables en medio de la sequía. La deuda comercial volvió a aumentar y las empresas financiaron un tercio de ese monto: u$s 2000 millones, de acuerdo con datos preliminares que maneja el Ejecutivo.
En julio, las importaciones totalizaron u$s 6709 millones, según el Indec. La caída mensual, del 10,4%, equivale al monto que el ministro de Economía, Sergio Massa, prometió agilizar para las pymes con demoras en el acceso a las SIRA: u$s 700 millones. Con la foto recién revelada, queda saber cuánto de la caída es efecto de la devaluación del peso posterior a las PASO y cuánto es producto de la traba burocrática que las empresas de distintos sectores relatan de manera permanente.
Las importaciones cayeron así 23% interanual desde los valores récord de agosto de 2022, cuando todavía la balanza energética demandaba una cantidad extraordinaria de dólares por el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania en el precio del GNL. La sequía también hizo lo suyo y la demanda de gasoil cayó.
Energía y Brasil
Según la consultora E&E, de Nicolás Arceo, la importación de energía cayó u$s 3500 millones entre enero y julio y, de continuar la tendencia, se reducirían en u$s 6000 millones en comparación con el año pasado. “ENARSA realizó ya todas las licitaciones de compra de buques de GNL para el año 2023. Se adjudicaron 44 buques, aunque ENARSA no adquirió finalmente 4 cargamentos previstos para los meses de julio y agosto, centralmente como consecuencia de las elevadas temperaturas”, destacó la firma.
En el sector automotriz, Abeceb consignó que las importaciones de piezas y partes desde Brasil aumentaron 10,9% anual en agosto, mientras que la de vehículos terminados cayó 53,6%. También creció con fuerza la compra de soja al país vecino, que representó casi 8% de las importaciones desde el principal socio comercial.
El frenazo en las importaciones no sería suficiente para cumplir con la acumulación de reservas que pide el FMI, a pesar de que el BCRA juntó u$s 1256 millones en agosto gracias a la liquidación de distintos sectores que esperaban el salto del tipo de cambio oficial para vender.
La deuda comercial, a tope
Pero la escasez de divisas obliga al rebusque. Según las estimaciones oficiales, las empresas financiaron importaciones por u$s 2000 millones en agosto, o un tercio del total. Es un número similar al de julio, según estimaciones de la consultora 1816. Pero la proporción de importaciones financiadas supera ampliamente el promedio del último año.
El último staff report del FMI le dedicó un box de alerta a la deuda comercial: “Desde junio de 2022, si bien las importaciones acumuladas mensuales han promediado u$s 6600 millones, los pagos mensuales en divisas han promediado u$s 5400 millones, mientras que el período promedio de financiamiento requerido ha aumentado a 90 días”, detalló. “Como resultado, la deuda a corto plazo de los importadores creció en alrededor de u$s 16.000 millones entre finales de 2021 y julio de 2023”.
Las empresas de distintos sectores y tamaños relatan la dificultad para continuar endeudándose. Sinosure, la aseguradora estatal china que interviene en las operaciones con contrapartes de ese país La firma “comenzó a intimar a sus clientes para que dejen de vender a Argentina, debido al atraso en nuestros pagos”, afirmó la consultora Epyca, que dirige Martín Kalos, en un informe.
“Como las empresas argentinas pagan mal y tarde, lo que tienen que pagar en 30 días lo terminan negociando a 90 o 180 días, eso es costo. Como, además, el importador incumple esos plazos porque no puede acceder al MULC, la aseguradora detecta una postergación de pagos continua”, explicó Kalos. Grandes empresas que operan con China continuamente confirmaron a El Cronista que la tensión va en aumento y el incremento en la prima de riesgo que debe pagar el exportador chino se traslada a los costos, aunque todavía no se frenó el financiamiento.
Otras compañías que operan con financiamiento de sus casas matrices (el 60% de la deuda comercial es de este tipo, según el FMI) indican que el incumplimiento del Gobierno en la aprobación de SIRAS y Sirases (los permisos de importación de bienes y servicios) es el principal obstáculo a la firma de los nuevos acuerdos de precios, que las empresas resisten. “No nos venían cumpliendo con el plazo de las SIRAs, hoy la deuda comercial es enorme y algunos proveedores ya no nos están despachando materia prima”, se quejaron en una gran empresa de consumo masivo.
Fuente: El Cronista