El imaginario colectivo sitúa el enoturismo en Mendoza, Salta, La Rioja, San Juan y Patagonia, y no mucho más allá. Pero imaginen la posibilidad de un viñedo que se recorta sobre una tierra ondulada a una hora de Buenos Aires, e incluye degustación de vinos y almuerzo. Hace ya un año que esta alquimia se hizo realidad: Bodega Gamboa abrió sus puertas al turismo en Campana, provincia de Buenos Aires, constituyéndose en la viña más cercana a la Ciudad de Buenos Aires. .
“Vinos y Bodegas Bonaerenses nuclea a seis bodegas ligadas al turismo y otros 19 productores que están en las primeras etapas. Se suma a esta iniciativa la media sanción del proyecto de Ley Vinos Buenos Aires que contempla el incentivo para la industria vitivinícola, un registro provincial de viñedos, el Centro Técnico Vitícola y la marca Vinos Buenos Aires”, cuenta Manuela Parra, presidenta de la Asociación y dueña de la bodega Saldungaray, a pocos km de Villa Ventana.
Sin alejarse tanto, la provincia de Buenos Aires ofrece buenas propuestas vinícolas para tener experiencias enoturísticas y descubrir nuevos vinos.
Bodega Gamboa
Detrás del Sofitel Cardales, lindero con la Reserva Otamendi que cuenta con bosques nativos, Bodega Gamboa ofrece 5 hectáreas de viñedos, una laguna natural propia y un restaurante con una idea gastronómica dirigida por Edward Holloway, reconocido chef irlandés.
“Los que eligen full day llegan a las 10 y hacen un recorrido por el viñedo que es bien quebrado con una panorámica muy linda, para luego continuar por el galpón donde elaboramos todo, para culminar con la degustación en la cava de Casa Gamboa. Luego van a almorzar en este espléndido entorno alguna de las dos posibilidades del menú: Origen, que consiste en 10 tapas en estilo gourmet; y Terruño, que suma a lo anterior un plato principal”, cuenta Eduardo Tuite, dueño del emprendimiento.
La enóloga es Gabriela Celeste, que estuvo trabajando 20 años con Michel Rolland. Actualmente embotellan la cosecha 2022 que cuenta con 8 a 10 meses de barrica de segundo y tercer uso, logrando vinos jóvenes y frutados con un toque de madera y esa cuestión herbácea propia de la zona de Cardales. Por ahora cuentan con Cabernet Franc, Pinot Noir y Malbec, pero pronto comenzarán a vinificar blancos.
Bodega Saldungaray
“A partir de 2008 comenzamos a elaborar los primeros vinos y ya desde entonces abrimos las tranqueras para comunicar lo que hacíamos porque no te creían que los vinos eran de Buenos Aires”, cuenta Manuela Parra, dueña de Bodega Saldungaray, que se encuentra en Sierra de la Ventana.
Cinco hectáreas de viñedos atravesados por un camino lateral que conduce a la planta de elaboración enmarcada por cordones montañosos convierten a esta viña en un lugar único. Hay visitas guiadas y catas. “Lo que distingue a los vinos bonaerenses es la heterogeneidad, en pocos kilómetros tenés diferencias según el cambio de terruño”, cuenta Manuela, que elabora Malbec, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir, entre otras cepas de la línea Ventania.
Bodega Cordón Blanco
Hace 14 años la idea de instalar viñedos llegó a la ciudad de Tandil, luego de que Matías Lucas se enterara de que los suelos serranos eran propicios para iniciar esta actividad. Y así fue que, junto a sus tres hermanos, nació la Bodega Cordón Blanco en el centro de la provincia. Sus inicios fueron en una finca ubicada en La Elena, al oeste de Tandil, a 260 metros sobre el nivel del mar. Más tarde el proyecto se amplió y en 2011 arrendaron un viñedo en la zona de Don Bosco, al sur de la ciudad.
En total, la bodega Cordón Blanco cuenta con cinco hectáreas plantadas y produce 12 mil litros anuales de vino. Cuentan con Merlot, Cabernet Franc, Sauvignon Blanc y algunas hileras de Semillón en La Elena y Syrah, Carmenere y Sauvignon Blanc en Don Bosco. Actualmente realizan degustaciones en conjunto con el Clúster Quesero y chacinados de Cagnoli.
Finca Don Atilio
Los vinos Uribelarrea pertenecen a la pequeña bodega de Horacio Spinazzolla, a 6 kilómetros de Uribe en el paraje La Noria. Su sueño fue hacer vino como sus padres y abuelos italianos… y lo logró. Dadas las características geográficas similares al Uruguay, decidió plantar mayoritariamente Tannat en 2 hectáreas y lograr un vino que se hermana con la comida de la región; además de trabajar con otros cepajes como Syrah, Pinot Noir, Merlot, Sauvignon Blanc. El vino se puede conseguir en los restaurantes de Uribelarrea, el pueblo famoso por sus picadas y fiambres artesanales. La bodega se puede visitar en fines de semana, con reserva por mail.
La actividad comienza a las 11, con recorrido por el viñedo, degustación de vinos, una picada seguida de empanadas y algo dulce para el café. La jornada dura unas 4 horas en esta viña de casi 12 años.
Trapiche Costa & Pampa
En Chapadmalal, a 6 kilómetros del mar, se ofrecen vinos con una marcada influencia oceánica, frescos y con la acidez justa. Hay recorridos por los viñedos y degustaciones de diferentes etiquetas, de miércoles a domingo, con reserva previa.
Durante la temporada de verano, Trapiche Costa & Pampa también brinda opciones de picnic y los imperdibles sunset en los jardines de la bodega.
Fuente: La Nación