Aunque parezca increíble, el lavarropas es una de las principales fuentes de microplásticos que contaminan los océanos. Con cada “inocente” lavado, millones de micropartículas se desprenden de las fibras textiles sintéticas.
Invisibles al ojo humano, los microplásticos están cada vez más presentes en el aire, el suelo y el agua. La mayor parte de ellos proviene de la descomposición de residuos no separados ni reciclados correctamente. Y un no menor 35% proviene del lavarropas.
A grandes problemas, bien valen las pequeñas soluciones, como la que idearon tres estudiantes secundarios de Ingeniero White. Se trata de Kartic, un “biofiltro” de carbón activado que, colocado al final de la manguera de desagote, logra retener estas microscópicas partículas.
El proyecto fue ideado por Agustín Mangüello, Victoria Wesner y Karla Bustamante, alumnos del último año (hoy ya son flamantes egresados) de la Escuela Técnica Nro. 1 “Crucero General Belgrano” de Bahía Blanca. Y obtuvo a fin del año pasado el segundo puesto en el certamen internacional “Soluciones para el Futuro” organizado por la compañía tecnológica Samsung. Además, fue la propuesta más votada por el público entre las cinco finalistas, luego de un proceso de selección entre 681 proyectos de Argentina, Paraguay y Uruguay.
“En el colegio teníamos que hacer una tesis para recibirnos. Victoria y Karla trajeron la idea a partir de información que habían leído sobre cómo los microplásticos están afectando a los animales y plantas de nuestra región”, cuenta Mangüello. “Así que empezamos a investigar y vimos que el carbón activado, que también se usa en los filtros de agua, logra retener estas micropartículas”, explica.
Como ayudante de plomero, tarea que aprendió con su abuelo desde los 13 años, Mangüello se encargó del diseño del prototipo de filtro, que los jóvenes imprimieron con la impresora 3D y lo probaron en el laboratorio de la escuela. “Hicimos un diseño que se adapta a las mangueras estándar de desagote de los lavarropas. Con lo cual no hace falta que venga de fábrica, y cualquier persona lo puede instalar, con una abrazadera y un tornillo”, comenta.
“El filtro está hecho con plástico reciclado y viene con un cartucho de carbón activado que se cambia cada seis meses o un año, dependiendo de la cantidad de lavados. Nuestra idea es que entregando uno usado te lleves otro a un precio menor. El carbón activado se puede reutilizar, estamos investigando procesos para descontaminarlo”, apunta Mangüello.
Al tiempo que desarrollaban la tesis en el colegio, los jóvenes se enteraron del concurso Soluciones para el Futuro a través de las redes sociales, y su profesor, Walter Acosta, los animó a inscribirse.
“El premio (consistente en una tableta y un juego de auriculares para cada integrante del equipo) nos dio mucho impulso”, afirma. Además de darle visibilidad al proyecto, “recibimos una capacitación virtual sobre armado de un plan de negocios y presentaciones ante inversores”, cuenta Mangüello, y adelanta que junto a sus compañeras de equipo piensan crear un emprendimiento a partir de este desarrollo.
“Ahora cada uno está preparándose para ingresar a la universidad y aunque vamos a seguir distintas carreras (Karla Bustamante va a estudiar Bioquímica; Victoria Wesner, Geología; y Agustín Mangüello, Química), queremos mantener vivo el proyecto. Pensamos comenzar a vender los filtros en nuestra propia tienda virtual, ya que hacerlo en una tienda física aumentaría el costo de los filtros y queremos que sea una solución accesible”, asegura el joven emprendedor.