Desde esa embarcación, conducida por el pescador Natalio Huertas, se arrojaron ofrendas florales al mar mientras otras lanchas seguían el recorrido por la ría, haciendo sonar sus sirenas. Como desde hace décadas, esa tradición ligada a la inmigración italiana y la historia de la pesca seguía actualizándose en relación al presente. Aunque los días que siguieron no dejaron nada igual…
En el temporal del 16 de diciembre, las lanchas de la flota de pesca artesanal amarradas en el puerto de Bahía Blanca sufrieron daños contundentes: algunas se hundieron por completo junto con sus herramientas, equipos, cajones y redes. Fue un impacto profundo en años de historia, de saberes, vínculos familiares y trabajo que hasta hoy conmocionan a la localidad.
Sin embargo, la lancha “Saverio Lombardo” pudo salvarse, por tener asiento en el puerto de Coronel Rosales. Siguió navegando y, sólo unos días después de la tormenta, sus tripulantes advirtieron que una mancha de petróleo avanzaba en las aguas de la ría, volviendo negros kilómetros y kilómetros de agua, espartinas y canales.
Se trataba del derrame en la empresa Oiltanking Ebytem, que no había aplicado los protocolos necesarios en ese caso, ni informado la situación hasta el momento. El testimonio de Natalio Huertas fue el que dio alerta y movilizó a guardaparques, al ámbito científico, autoridades portuarias. Se ve que San Silverio, que sabe mucho de temporales, sigue atento a la ría.