En el mes de diciembre comienzan los días con altas temperaturas y las alertas por las olas de calor que emite el Servicio Meteorológico Nacional y, si bien es importante mantenerse hidratado durante todo el año, en esta época en especial es necesario el consumo de agua para evitar la deshidratación.
Los grupos más vulnerables a la deshidratación son los adultos mayores, las embarazadas y los niños pequeños, por lo cual es fundamental insistir para que incorporen el hábito de la ingesta adecuada de agua. Los nutricionistas recomiendan beber a lo largo del día al menos dos litros de líquidos sin azúcar, sin edulcorantes, preferentemente agua potable y no esperar a tener sed para hidratarse.
Sin embargo, las necesidades del agua varían a lo largo de la vida y se incrementan ante situaciones como el estrés crónico, la actividad intensa, el ejercicio físico, temperaturas extremas de mucho calor, la fiebre, la pérdida de agua por vómitos y/o diarreas, la diabetes descompensada, entre otras.
“Considerando las temperaturas en esta época del año, es importante hidratarse correctamente para prevenir un golpe de calor. Es conveniente tomar más líquido del habitual, sin esperar a tener sed para hidratarnos, prefiriendo siempre el agua segura frente a cualquier otro tipo de bebidas”, recomendó Josefina Locatelli, licenciada en Nutrición que integra el Colegio deNutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
Por su parte, Érica Bianquet, quien es colega de Locatellien el citado colegio, manifestó: “El agua se encuentra en distintas proporciones en algunos alimentos como por ejemplo las frutas y verduras”. Sin embargo, advirtió que “hay que tener en cuenta que sustancias como la cafeína y el alcohol aumentan las pérdidas de agua por orina, debido a su efecto diurético”.
“En caso de no contar con agua corriente, podemos convertir en agua segura el agua de otras fuentes, como pozo, aljibe, o cisterna, entre otras, colocando dos gotas de lavandina por cada litro de agua y dejándola reposar por 30 minutos”, agregó la nutricionista.
En tanto, dijo: “Una botella cerca de los lugares de descanso de los adultos mayores puede ser útil a la hora de que ellos puedan dimensionar cuánta agua toman en un día. Se recomienda también que la ingesta sea principalmente por la mañana, mediodía, tarde y no tanto por la noche para que puedan descansar bien sin necesidad de levantarse para ir al baño”.
La especialista señaló que hay que darle a los niños “un mensaje claro y concreto sobre la importancia que tiene el agua en su cuerpo”, además de “la disponibilidad de agua segura en la mesa y lugares accesibles a ellos”.
“El agua no aporta calorías, no engorda y se puede tomar antes, durante y después de las comidas. Si se toma mucha agua durante una comida es posible que la digestión suceda de manera más lenta debido a que los jugos gástricos se diluyen en el agua, lo que podría provocar una sensación de pesadez pasajera pero de ninguna manera un aumento de peso”, aseveró.
A raíz del aumento de la temperatura, el Colegio de Nutricionistas reforzó algunas medidas preventivas:
Tomar agua segura con frecuencia, aunque no se sienta sed.
Moderar el consumo de bebidas con cafeína o alcohol ya que pueden hacer perder mayor líquido corporal.
Prestar especial atención a bebés, niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación.
Permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrescarse cada vez que uno lo necesite.
Moderar la actividad física y evitar practicar deportes al aire libre en las horas más calurosas, luego del mediodía.
Usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor, como son las ensaladas, frutas, verduras y jugos, entre otras.
Consultar al médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.
Fuente: NA