El tradicional segmento artístico de todos los viernes estuvo a cargo de Pablo Sáez, vocalista y líder La Masturbanda, una de las formaciones de rock más importante de nuestra localidad de los últimos 10 años.
Aprovechando sus vínculos con las instituciones, Sáez también habló del sentido de pertenencia de los whitenses, de la pasión por el fútbol y el rock, como los caminos elegidos para compartir buenos momentos con vecinos y amigos.
Mientras en su presentación al aire sonaba el hit «Ciudad del Pecado», Pablo no demoró ni un minuto en dar la primicia: vuelve La Masturbanda.
«Este tema va a ser el corte de difusión del disco que de una vez por todas estamos terminando de grabar. Por cuestiones personales y maritales, tuvimos un impasse, pero volvimos y el regreso va a ser en breve con alguna sorpresa, como solemos hacer», afirmó.
–¿Cómo está integrada la formación actual y cuáles son las influencias de la banda?
–Somos los 5 de siempre: Javier Médici, en batería; Pedro, que es mi hermano y socio fundador de la banda, en bajo; Mati Lupo, en teclados; y Edi Stilson, en guitarra. Las influencias son variadas, aunque lo que nos moviliza y nos gusta es el rock’ n roll de los ’50. Siempre me gustó Presley, Chuck Berry y a eso le apuntamos.
«La banda se formó hace casi 12 años, casi sin pensarlo. Empezamos tocando entre amigos y después del problema de salud que tuvo Pedrito nos unimos mucho más entre todos y empezamos a darle forma a este sueño. Armamos un cancionero, empezamos con algunos covers y tocábamos en cumpleaños y fiestas privadas», amplió.
–¿Y el nombre de La Masturbanda de dónde salió?
–El nombre original iba a ser La Gringa Blues Band, ya que eso nos identificaba en esa época de pibes. Lo de masturbanda empezó por una cargada que yo le hacía a unos pibes del barrio, que eran más chicos; con el tiempo se hicieron grandes y terminamos siendo amigos. Cuando empezamos con la banda, a modo de venganza, nos pusieron ese nombre y quedó para siempre.
«Produciendo, gestionando, poniendo la cara y trabajando de la forma más profesional posible sin ganar un mango, nos hemos dado el lujo de telonear a Viejas Locas, Guasones, El Bordo, Gardelitos. Tener a Pity Alvarez en la sala de ensayo comiendo un asado fue una experiencia única», aseguró Pablo.
EL VINCULO CON INGENIERO WHITE
«Yo nací en Villa Mitre, mi familia es oriunda de allí, un barrio al que veo con muchas similitudes con White. A los 7 años nos fuimos a White, al Barrio Vialidad, en el corazón de los barrios sindicales y con gente muy laburadora. Estudié en la Escuela 58, y luego, en la Técnica y en la Mosconi», resumió como carta de presentación.
«En los recitales siempre decimos que somos de la República de Ingeniero White. El whitense es muy arraigado a su pueblo y comprometido con lo suyo. A mí me ha tocado intervenir en lo social y cultural, con los museos, los White-Rock y la Fiesta del Camarón y el Langostino. Y hoy en día, estoy en la parte de mantenimiento del Hospital Menor, un lugar que queremos mucho. Si bien la gente a veces siempre tiene alguna crítica, se hacen cosas buenas y se ayuda mucho. Siempre digo que la gente de White es combativa, efusiva y con sangre en las venas», señaló.
«En la actualidad creo que la movida cultural ha mermado un poco. En épocas anteriores no muy lejanas, se hacían las fiestas de las colectividades y eventos como el disco de canzonetas, que fue el proyecto más ambicioso de White, con la participación de toda clase de músicos», destacó Pablo.
COMERCIAL, SU OTRA PASION
«Estoy identificado, lo amo y soy fanático de Comercial. White se divide en dos, aunque compartimos la misma pasión con Huracán. Vamos a los mismos lugares y nuestros hijos son amigos, como me sucede a mí con mi hijo que juega en Comercial y tiene a su mejor amigo en Huracán. Hemos podido limar viejas asperezas entre las comisiones y los clásicos hace años que se juegan sin ningún problema. Comercial-Huracán es el clásico más lindo de Bahía».
«Actualmente soy parte de la comisión directiva, pero estoy un poco alejado por mi vida laboral. Hay mucha gente que se rompe el lomo, aunque hay que hacer una autocrítica y decir que hay problemas dirigenciales. No siempre tiramos todos para el mismo lado y cuesta ponerse de acuerdo. Ese es un rasgo que solamente veo en las instituciones de White».