Con Lázaro Báez detenido hace más de un mes, y sin vísperas de un futuro alentador, su familia decidió cerrar Austral Construcciones y suspender las actividades para siempre.
Además, buscarán saldar la mayor cantidad de deudas posibles.
“Esperamos que se habilite la realización de pagos a proveedores. Muchos son de vialidad y se podría entregar maquinaria, pero no podemos mover nada de la empresa hasta que la Justicia lo indique”, indicaron fuentes cercanas. Báez tiene un embargo de 300 millones de pesos.
El cierre de Austral – creada en el inicio del gobierno de Néstor Kirchner – es el fin de una época de apogeo económico, que terminó de la manera menos deseada, principalmente para Lázaro, su dueño.
Durante los últimos doce años, la compañía insignia del empresario K llegó a manejar $21.000 millones por obras viales y fue la encargada de llevar adelante el 78,4% de la obra pública nacional. Además, ganó 51 licitaciones de las 80 que la gestión kichnerista destinó a la provincia de Santa Cruz.
Agravamiento
Según una nota en el portal de Clarín, las deudas fueron en constante aumento: con 508 cheques emitidos sin fondos por $32 millones, un crédito en el Banco Nación de $160 millones que la entidad financiera ya calificó “con alto riesgo de insolvencia”, no se pagaron las cargas patronales de los empleados.
Austral llegó a convertirse en la constructora más grande de la provincia patagónica y, hasta el año pasado, contaba con 3.000 empleados. Sin embargo, tras la derrota del oficialismo en las últimas elecciones presidenciales el final era un hecho.
En enero de este año, Luciana Báez – la hija mayor del titular – luego de quedar al mando de la empresa, había despedido a más del 50% del plantel cuando la compañía se declaró “sin liquidez”. Esto, sumado a la denuncia contra la empresa por los por los manejos discrecionales y por los sobreprecios aplicados a las obras que superan, en muchos casos, el 50% del valor original por el que fueron licitadas, determinaron el cierre.
Fuente: Iprofesional.