Con el barril en torno a los US$ 40 y la mayoría de pronósticos que avizoran que en 2017 el precio rondará los 50 dólares, los productores han empezado a implementar fuertes recortes de Capex y también de personal. Se trata, en rigor, de seguir la misma receta aplicada en EE.UU. y en Latinoamérica, donde en los últimos 18 meses se perdieron más de 300.000 puestos de trabajo.
En la Argentina, esa tendencia fue amortiguada por la decisión de los gobiernos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri de establecer un precio sostén del petróleo –un 50% más alto que el internacional- para morigerar el impacto de la crisis. Pese a ese esfuerzo, la industria va camino a un ajuste indefectible.
Las señales están a la vista. YPF puso en marcha hace algunas semanas un plan de readecuación para reducir entre un 10% y un 15% su personal en los próximos meses. Serán, como mínimo, alrededor de 2000 empleos menos. Pero la cifra podría trepar hasta las 2500 personas si las condiciones de mercado empeoran. El recorte no es un fenómeno exclusivo de YPF. Según un relevamiento realizado por El Inversor Online en empresas y cámaras del sector, los puestos de trabajo que están en riesgo por la crisis ascienden a 8300, es decir, al 12% de los 70.000 trabajadores contratados en productoras y compañías de servicios petroleros.
La petrolera controlada por el Estado cuenta hoy con 22.000 trabajadores. El recorte ya está en marcha. El área de RRHH eligió dos vías para materializarlo: se jubilará a buena parte de los empleados que estén en edad para hacerlo y se negociará una salida ordenada con aquellos empleados de baja performance.
El Directorio de la YPF –que desde diciembre responde a los lineamientos del gobierno de Mauricio Macri- aprobó la iniciativa hace algunas semanas. En la práctica, el ajuste atravesará transversalmente todas las áreas de la compañía: desde la estructura gerencial y administrativa con base en Buenos Aires hasta los trabajadores de campos de las distintas unidades regionales.
El reordenamiento de YPF es parte de la metamorfosis de la compañía, la mayor petrolera del país, cuyo síntoma más evidente es la reducción en un 25% del Capex previsto para este año. Con la salida de Miguel Galuccio, que dejará su cargo de presidente y CEO el próximo 29 de abril, la compañía avanzará con un programa de readecuación: con una inversión en 2016 de US$ 4500 millones (1500 millones menos que en 2015), es necesario aggiornar la estructura operativa de la empresa.
“Durante los últimos años YPF llevó adelante un fuerte plan expansivo. Hoy, el escenario es otro: cuando se recorta la inversión en los yacimientos también es preciso reducir soporte operativo (overhead)”, explicaron allegados a la empresa que están al tanto del recorte.
La realidad de YPF se hace extensiva a la mayoría de las empresas de la industria. Es el caso, por ejemplo, de Pan American Energy (PAE), la segunda petrolera del mercado y una de las más afectadas por el derrumbe del precio internacional del petróleo (exporta un 40% de su producción). La compañía -controlada por BP, CNOOC y la familia Bulgheroni- puso en marcha un recorte de su plantilla en alrededor de 600 trabajadores. Tecpetrol, brazo petrolero del grupo Techint, hizo lo propio: ya dio de baja a más de 300 personas. En la mayoría de los casos, la decisión cuenta con la anuencia de los sindicatos petroleros, que aceptan que el ajuste es una medida inevitable en un concierto internacional de precios bajos.
La escenografía se repite también en el segmento de empresas de servicios. La Ceope, que nuclea a los proveedores, inició un Proceso Preventivo de Crisis (PPC) en Neuquén para suspender a alrededor de 2000 trabajadores. Y planea hacer lo mismo en Chubut, por el momento con escasa eficacia a raíz de la fuerte oposición de los gremios y del gobernador Mario Das Neves.
Fuente: Iprofesional.