La CGT definirá esta semana la fecha para el quinto paro nacional contra la administración de Mauricio Macri que en esta ocasión será por 36 horas en noviembre e incluirá una movilización a la Plaza de Mayo, tal como adelantó el 10 de octubre Ámbito Financiero. El Consejo Directivo de la central se reunirá hacia fines de la semana para poner en común la iniciativa de llevar adelante otra huelga en la segunda quincena y un día antes motorizar una marcha con cese de actividades desde el mediodía. Una de las banderas que volverá como reclamo en la nueva protesta será el rechazo a la reforma laboral que el Gobierno planea reimpulsar.
El esquema ideado por la “mesa chica” de la CGT repetirá varios de los aspectos del paro anterior, que se realizó en todo el país el 25 de septiembre y un día antes el sindicalismo opositor, con Hugo Moyano, la Corriente Federal y las dos CTA, amplió con una movilización. En este caso la propia central mayoritaria será la responsable de la medida con un rango total de 36 horas aunque en lo formal será un “cese de actividades” de medio día y una huelga total al día siguiente.
El nuevo paro cuenta con consenso interno en la central. Como sucedió en las últimas ocasiones los sindicatos del transporte serán los últimos en confirmar su adhesión e incluso jugarán al suspenso hasta último momento para explicitar una vez más que son los principales responsables de garantizar la contundencia de una acción gremial a ese nivel. Es lo que convierte en estratégicos por encima del resto a los gremios del transporte público, la Unión Tranviarios Automotor (UTA, colectiveros) y a los maquinistas de trenes agrupados en La Fraternidad.
Los jefes de ambos gremios, Roberto Fernández y Omar Maturano, respectivamente, se convirtieron en los últimos años en socios y compinches en la interna de la CGT y, aunque actúan dentro del esquema institucional, no pierden oportunidad para hacerles saber a los demás de su distinción. Incluso Maturano, el menos diplomático de los dos, tuvo cruces en reuniones del Consejo Directivo con los hijos de Hugo Moyano por esa razón.
En ese sector dieron cuenta de algún malestar tras haber visto reflejado en los diarios lo anticipó Ámbito Financiero- la confirmación de que estaba resuelto el quinto paro contra Macri y dijeron que ese tipo de novedades debía darse a conocer sólo por las vías oficiales de la organización. Para los sindicatos, que manejan en los hechos la confederación de gremios del transporte (CATT), es clave el manejo de los tiempos para enhebrar la negociación interna por el paro con la que llevan de manera constante con el Ejecutivo por la distribución de subsidios, condición para el pago de salarios de los colectiveros y maquinistas.
Los transportistas explicaron, además, que de resolverse una movilización con cese de actividades colectiveros y ferroviarios trabajarán igual para facilitar la llegada y desconcentración de los manifestantes. De todos modos al día siguiente harán paro como el resto de las organizaciones confederadas.
Algo distintivo de la actual etapa en la relación entre la CGT y el Gobierno es la inexistencia del diálogo. Ni siquiera hay un encuentro en agenda entre la mesa chica y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, que desde su asunción al frente de ambas carteras, en septiembre, no tuvo siquiera una reunión protocolar con la cúpula sindical.
“El paro está resuelto. Será por 36 horas con una marcha y sólo nos falta definir la fecha”, le confirmó anoche a este diario Carlos Acuña, uno de los dos secretarios generales que subsisten en el extriunvirato de líderes. El dirigente, además, anunció que se buscará integrar a la organización a los sindicatos que permanecen fuera del Consejo Directivo y que se oponen al Gobierno, como los camioneros de Moyano, los mecánicos del Smata y los integrantes de la Corriente Federal. Y aclaró que a los postulados que formaron parte del pliego de demandas de los anteriores paros, como el rechazo al tarifazo y la exigencia de un freno a los despidos hasta marzo, se sumará con fuerza ahora la negativa a la reforma laboral que, según anticipó el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, el Gobierno intentará plasmar en el Congreso.
“La reforma laboral es un slogan. Si fuera para reducir a 6 horas la jornada laboral estaríamos de acuerdo pero seguramente será para achicar las condiciones de trabajo. De ser así va a haber pelea. Primero hay que solucionar los problemas de la gente, pero este Gobierno todas las medidas que tomó fueron en contra del modelo sindical. No vamos a dar tregua”, advirtió Acuña.
Fuente: Ambito