Estos dos cereales, para cuyo desarrollo es clave la urea que elabora Profertil, aportarán en esta campaña unos 75 millones de toneladas de granos, mientras que la soja cosecharía en torno a 44 millones de toneladas, de acuerdo a las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Sumando el resto de los cultivos, se producirán casi 130 millones de toneladas.
“Estos datos muestran una agricultura que tiene un mix de cultivos mucho más sustentable que hace unos años, lo cual es definitivamente muy bueno para el suelo”, analiza Federico Veller, gerente general de Profertil.
La empresa es líder en la producción de urea granulada en la Argentina. Se trata del fertilizante clave para impulsar los rendimientos y la calidad del maíz y del trigo. Además, es estratégico para reponer al suelo parte de los nutrientes que los cultivos extraen durante su desarrollo.
“Nuestra planta de Ingeniero White —que empezó a producir hace más de 20 años— fue construida con una visión de largo plazo sobre el gran potencial de crecimiento de la agricultura en la Argentina y en la región. Y, más allá de las diferentes coyunturas y desafíos que hemos tenido que atravesar, estamos convencidos de seguir invirtiendo para expandir la producción y ayudar a los productores a mejorar sus rindes, cuidando, por supuesto, la salud del suelo”, sostuvo Veller.
El Día Mundial del Suelo fue instituido por las Naciones Unidas en 2014, con el objetivo de concientizar sobre la necesidad de tener “suelos sanos para una vida sana”. Los suelos sanos son fundamentales para producir los alimentos que la humanidad necesita. El uso de fertilizantes —orientado por las buenas prácticas de manejo agronómico— es clave para la conservación de la capacidad productiva y sustentable del suelo.
Este año, la ONU vuelve a hacer foco en esta fecha en el tema de la seguridad alimentaria y sostiene que se debe “crear conciencia sobre la importancia de mantener ecosistemas saludables abordando los desafíos en la gestión del suelo”, además de alentar “a todas las sociedades a comprometerse a mejorar la salud de este recurso clave”.
La Argentina es pionera en cuidar la salud del suelo con un sistema tan importante como la siembra directa, con el que se hace más del 95% de la agricultura nacional y que permite sembrar, justamente, sin remover el suelo y aprovechando la materia orgánica del rastrojo y los sistemas radiculares de los diferentes cultivos. Así se asegura la protección del suelo y que todo su potencial esté disponible para la producción de alimentos.
El gerente general de Profertil agregó que “ello permite, junto al gran desarrollo tecnológico que aportan las empresas proveedoras de insumos y servicios, más la reconocida capacidad de nuestros agricultores, producir alimentos para 400 millones de personas”.
Esto es fundamental en un contexto tan difícil como el de la pandemia de Covid-19, en el cual la producción alimentaria tomó mayor relevancia que nunca. Pero, más allá de esta coyuntura, el mundo tendrá 9.500 millones de habitantes para el año 2050 y habrá que alimentarlos. Para poder hacerlo, cuidar el suelo es, sin dudas, una tarea estratégica y responsabilidad de todos.