Con la presencia en los estudios de La Brújula 24 de Ricardo Rabbione, directivo de la Unión Industrial Bahía Blanca, se llevó a cabo el 94º capítulo de IngenieroWhite.Com, haciendo foco en la importancia del desarrollo industrial y portuario para el crecimiento de la ciudad.
“Bahía es una ciudad sobrediagnosticada, en la que todos sus actores reconocen los problemas que tenemos. El panorama se vuelve complejo cuando nos damos cuenta que todavía no llegamos a poner los ladrillos del edificio que hay que construir. Por eso, apostamos a sintonizar esfuerzos y empatía entre la Unión Industrial y la Corporación del Comercio, pretendiendo sumar al puerto, a la Universidad Nacional del Sur y al poder político a este encuentro”, apuntó.
–¿La primera prueba de esta apuesta va a ser con el lanzamiento de la FISA?
–La FISA la vamos a co-organizar con el municipio y la corporación, que lleva 12 ó 13 ediciones al frente de esto. La idea es unir fuerzas para mostrar una FISA que sea representativa de todo Bahía. En la medida que todos los sectores entiendan que si no estamos juntos las cosas van a ser más difíciles, empezaremos a tirar todos juntos por Bahía.
–¿Qué papel ocupa el puerto dentro de este escenario?
–El puerto es un actor fundamental y sinónimo de Bahía Blanca. Es el principal puerto de aguas profundas del país y su importancia trasciende la ciudad y la región, ya que sirve de complemento de cargas para embarcaciones que llegan desde otros puntos del país. Tenemos que tener bien en claro esa importancia y actuar en consecuencia entre todos (industria, comercio, servicios y políticos) para que el puerto tenga la infraestructura que le hace falta y los accesos indispensables para que sea más competitivo. Es el momento de actuar.
“Las grandes empresas petroquímicas y cerealeras tienen un nivel de tributación importantísimo y estamos luchando para que, a alguna parte de esa imposición, le podamos encontrar alguna herramienta financiera que se destine a obras de infraestructura. Es una enorme masa de dinero que se destina a recursos generales y las obras brillan por su ausencia”, indicó Rabbione.
–¿Cómo impacta este planeamiento colectivo en la comunidad?
–Si uno dice que la gente va a ver los cambios mañana o la semana que viene, estaría mintiendo. Si esto comienza a funcionar, como el caso de la infraestructura portuaria, generaría mejores condiciones de competitividad para el puerto y las empresas, que desembocarían en una mejor calidad de empleo. De lo contrario, nada de esto tiene sentido.
–Volviendo al puerto, ¿es posible imaginar a Bahía sin un perfil portuario?
–Sin el puerto y sin las empresas que están por el puerto, a Bahía le desaparecería la mitad del presupuesto. Hay que tener en cuenta que entre el 8 y 9% de ese presupuesto lo aporta una empresa del polo y alrededor del 48% lo resuelve la tasa de seguridad e higiene. Imaginarse a Bahía sin el puerto nos llevaría a pensar en una ciudad colonial. Si abandonaría el perfil industrial, Bahía sería una ciudad más del interior, sin ningún tipo de expectativas. El puerto es fundamental.
“El desafío, en definitiva, es discutir todo este tipo de cuestiones puertas adentro y mostrar una unidad que nos represente afuera para pelear por las cosas de Bahía”, concluyó Rabbione.