El Ejecutivo adjudicó el viernes la segunda tanda de cargamentos de Gas Natural Licuado (LNG, por sus siglas en inglés) que se importarán este año. En esta segunda licitación se concretó la compra de 15 barcos de gas que se suman a los 30 adjudicados en el primer llamado realizado en febrero. Tal como sucedió el año pasado, la gestión comercial del proceso licitatorio corrió por cuenta de YPF por cuenta y orden de Enarsa, la empresa estatal de energía, que canaliza los subsidios estatales para solventar la operación.
El Gobierno aprovechó la crisis del petróleo, con precios internacionales por debajo de los 40 dólares, para conseguir valores del LNG inferiores a los pagados durante el año pasado. Concretamente, en la compulsa cerrada la semana pasada se obtuvieron ofertas con precios por debajo los US$ 4,50 por millón de BTU. La de febrero se cerró con importes un poco mayores, cercanos a los 4,80 dólares. En cualquier caso, es una mejora significativa con relación a los precios pagados en 2015, siempre mayores a los 7 dólares por MMBTU.
“El derrumbe del Brent (la referencia del crudo de Europa, que suele indexar los contratos de compra de LNG) y la caída del Henry Hubb (se paga por debajo de los US$ 2) posibilitaron que puedan cerrarse precios con un descuento del 35% con relación a los mejores importes conseguidos el año pasado”, explicó un trader que participó de las compulsas convocadas por Alejandro Luchetta, director de Comercio Internacional y Transporte de YPF.
El viernes se terminaron de adjudicar siete cargamentos para Escobar y ocho para la terminal regasificadora de Bahía Blanca. Sumados a los de febrero son alrededor de 45 barcos de LNG adjudicados en lo que va del año. Aún resta convocar a una tercera tanda para importar las 60 cargas previstas en 2016.
Las últimas dos licitaciones arrojaron como novedad la ampliación de los proveedores de LNG. A habituales participantes como la británica BP y la española Gas Natural Fenosa, que se adjudicó varios cargamentos a la terminal de Escobar, se sumaron otros como Trafigura, la rusa Gazprom, la noruega Statoil y la suiza Glencore, uno de los mayores traders de combustibles a nivel mundial.
El caso de Glencore contiene elementos distintivos: la compañía suiza fue la principal beneficiaria de la importación de combustibles líquidos para generación de energía que concretó el kirchnerismo a partir de 2004. En esos años Glencore llegó a un acuerdo con Cammesa, la empresa que administra el mercado eléctrico mayorista (MEM), para suministrar los barcos de gasoil y fuel oil requeridos por las usinas termoeléctricas. Monopolizó ese negocio por más de cinco años hasta que se sumó Vitol, otro importante trader de combustibles. Sin embargo, nunca había participado como adjudicatario de cargamentos de LNG.
En el sector eléctrico siempre se cuestionó que, durante la gestión del ex ministro de Planificación, Julio De Vido, Cammesa concretara las millonarias importaciones de combustibles líquidos a través de Glencore. En ese tiempo su filial local era conducida por Daniel Serventich, director titular de la compañía, José Luis Musso y Pablo Zavaleta. Daniel Serventich es hermano de Gustavo, piloto de Sergio Schoklender e imputado en la causa que investiga el presunto lavado de dinero en el marco del programa de viviendas Sueños Compartidos.
Fuente: Nicolás Gandini para Iprofesional.