La inauguración del gasoducto Néstor Kirchner es tan solo la primera etapa de un plan de infraestructura más amplio, necesario para llevar gas desde Vaca Muerta al norte del país, y exportar a tres países de la región: inicialmente, abastecer la “fuerte demanda insatisfecha” del sur de Brasil y del norte de Chile, y en los próximos años, también a Bolivia, cuya producción de hidrocarburos se encuentra en baja. Así, Argentina dejará de importar gas desde Bolivia después de 20 años pero, además, la consultora internacional Gas Energy Latin America (GELA) estima que podría tener exportaciones por al menos u$s4.000 millones anuales.
En la actualidad, Vaca Muerta solo está desarrollado en un 8%, por lo que tendría capacidad para abastecer al mercado interno, y también exportar a la región. Sin embargo, el principal cuello de botella es la infraestructura. En diálogo con Ámbito, Álvaro Ríos, fundador de la consultora Gas Energy Latin America (GELA) estimó que se requerirá una inversión de unos u$s2.500 millones. Eso incluye la reversión del gasoducto norte, la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner hasta San Jerónimo, en Santa Fe, e inversiones en expansiones y plantas de comprensión.
El mercado espera celeridad en las obras, como ocurrió con la primera etapa del gasoducto NK, que se realizó en 10 meses. “Los demandantes están esperando poder contar con volúmenes interrumpibles a partir de la finalización del próximo invierno”, afirmó Ríos. Durante la inauguración del domingo pasado, el ministro de Economía, Sergio Massa, anticipó que en dos semanas llamarán a licitación para la reversión del gasoducto norte, y en septiembre se hará lo mismo para el segundo tramo hasta Santa Fe, aunque en ningún caso está la totalidad del financiamiento.
Además, la política juega su rol. Este miércoles, la secretaria de Energía, Flavia Royón, recibió al presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen Tapia, para “dialogar sobre el abastecimiento de gas de Bolivia a Argentina”, según informaron oficialmente. Aunque con varias adendas, Argentina tiene con Bolivia un contrato de importación de gas desde el año 2006, inicialmente con un plazo de 20 años. Sin embargo, Ríos estimó: “El declino de Bolivia fue tan rápido, y la velocidad de competitividad de Vaca Muerta tan acelerada, que el contrato va a tener que terminar en 2024. Antes mirábamos a Bolivia como proveedor regional de gas, ahora tenemos que mirar a Argentina que va a jugar”.
Es que, además, en el encuentro entre Royón y el presidente de la petrolera boliviana hablaron sobre “la posibilidad de exportar gas a Brasil, utilizando la infraestructura de transporte existente en Bolivia”. Ámbito consultó a Ríos, ex ministro de hidrocarburos de Bolivia, si el país vecino estará dispuesto: “Bolivia no tiene mucha alternativa, tendrá los ductos vacíos y se va a sentir forzada a tener que negociar transporte y seguridad de abastecimiento”. (Ambito).