La venta de fuegos artificiales, un clásico de las Fiestas de fin de año, sufrirá una caída de alrededor del 40%, como consecuencia de la crisis profundizada por la pandemia de coronavirus.
El cielo de los grandes centros urbanos probablemente no sea escenario del despliegue de luces al que se está acostumbrado para Navidad y Año Nuevo.
“La demanda va a ser inferior: calculamos que un 40 por ciento menor que en 2019”, estimó el presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales (CAEFA), Mario Ruschin.
El empresario explicó que, anualmente, “el 70 por ciento del movimiento de fuegos artificiales se da con motivo de las Fiestas de fin de año y el 30 restante se utiliza en casamientos, fiestas familiares, lanzamientos de productos, que “este año casi no hubo”.
Pese a la caída asegurada, Ruschin se mostró confiado en que “como no va a haber grandes juntadas familiares y las Fiestas serán en pequeños grupos, va a haber más cantidad de juntadas”.
“Creemos que algo en cada festejo va a haber, porque es una tradición: la gente quiere celebrar, olvidarse de este 2020”, añadió.
En ese sentido, señaló que hay “una gran variedad de precios” para adquirir elementos pirotécnicos e indicó que “en promedio una familia puede gastar entre 1.500 y 2.000 pesos”.
Según las estimaciones de CAEFA, para fin de año toda la cadena emplea a unas 60 mil personas, incluyendo a los kioskos que venden fuegos artificiales. (NA).