En un contexto de extrema preocupación ante la sequía que afecta al maíz y la soja y que le haría perder a la Argentina ingresos por más de u$s4.500 millones, se asoma una buena noticia de la mano del trigo. Es que esta semana terminó oficialmente la cosecha de la campaña 2021/22 con una producción total de 21,8 millones de toneladas, logrando de esta manera un nuevo récord que implicaría un aporte a la economía de u$s5.500 millones en el 2022, un 43% por encima del valor del año pasado y máximo registro histórico.
Durante la campaña de trigo se conjugaron diversos factores que lograron este récord que hoy es clave para la Argentina. El área sembrada alcanzó las 6,6 millones de hectáreas, es decir la segunda más alta en la historia en un contexto de altos precios internacionales y con precipitaciones que llegaron en el momento justo para lograr altos rindes en zonas productivas claves como la región núcleo. Según detallan desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el rinde promedio nacional fue de 34,4 quintales por hectárea, mostrando así un crecimiento del 21,9 % en comparación al ciclo previo y un 11,5 % respecto al rendimiento promedio de las últimas 5 campañas.
En cuanto a las exportaciones, el cereal aportaría el récord de u$s4.500 millones (crecimiento del 53% interanual) a lo que se agregarían u$s1.450 millones en recaudación fiscal (+41%). De esta manera, la cadena del trigo continuaría en la senda de crecimiento, siendo una de las que mejor desempeño ha mostrado desde la campaña 2015/16.
En este marco, el dato fundamental a seguir de cerca y donde los dólares del trigo jugarán un rol estratégico, es la liquidación de divisas del campo. Por lo pronto, en lo que va de enero el campo ingresó al mercado de cambios local poco más de u$1.200 millones, lo que representa un incremento del 20% respecto al mismo período del mes anterior. En tanto, según las proyecciones del sector el primer mes de este 2022 concluiría con un ingreso de poco más de u$s3.000 millones.
En tanto, en febrero el campo aportaría u$s2.550 millones y en marzo poco más de u$s3.000 millones. Lo que representa casi u$s1.500 millones más que en los primeros tres meses del año 2021 y u$s3.500 millones más que el promedio de los últimos cinco años. Lo cierto es que a partir de abril cuando ingrese la cosecha de soja, hoy es todo incertidumbre en gran medida por la intensa sequía que afecta a gran parte de la zona núcleo.
Las lluvias de los últimos días si bien colaboraron para mejorar el perfil de los suelos, en algunas zonas el agua llegó tarde y por eso sería fundamental el desarrollo climático de las próximas semana para que las proyecciones de rendimiento se sigan acotando.
Por lo pronto, como aliciente los precios internacionales se mantienen en valores altos, ayer la soja cerró en torno a los u$s500 mientras que el maíz terminó la rueda a u$s236 por tonelada. Es por ello que según analistas del sector, durante el primer trimestre de este año, también podría haber mayor liquidación de soja de la campaña pasada ya que los valores se muestran sostenidos.
La contra, un posible atraso del tipo de cambio oficial podría ralentizar o interceder en la intención de venta del productor, otra cuestión que el Gobierno y principalmente el equipo económico tendrá que tener en cuenta en un contexto de máxima tensión para las reservas y la fuerte necesidad de que ingresen dólares frescos.
Fuente: Ambito.