Si el tiempo es un río, la inundación lo saca de su curso. Si el tiempo es un río, pero somos ese río, cuesta que la vida retome algún cauce. Llevamos un mes intentándolo. Una tarea que, en este lugar, comienza con una ronda.
Una ronda de conversación, pero sobre todo de escucha, para empezar a poner en palabras lo que nos pasó. El más elemental de los rituales de encuentro para atender a la pena y al cansancio, pero también al relato y a la risa, que de pronto renace.
Una ronda capaz de estrecharse en un abrazo entre algunas de las personas que hallaron refugio en este museo durante la tormenta.
Los encuentros de «El museo, nuestra casa» no serían posibles sin la colaboración del equipo del Centro de Salud Leonor Cappelli y el sostén cotidiano del Cultura Bahía.