Sólo cubrir lo equivalente a Groenlandia alcanzaría para la demanda actual. / Kim Hansen – Wikimedia
El estudio, en comienzo, parte de la de que en el mar se produciría mayor energía que en la tierra. Sobre la tierra, explica, la del viento que llega a las turbinas está limitado por la fricción que hace contra las infraestructuras creadas por el humano, lo que no pasaría en el mar.
Además, se ha demostrado que cada turbina eólica capta ese viento para convertirlo en energía y “se la roba” a la siguiente, lo que reduce el potencial energético.
Pero en el mar la lógica sería distinta, empezando porque la velocidad del viento es mayor, incluso hasta en un 70 %. Esto, sumado a que las del viento en el océano son más irregulares y vienen desde distintos ángulos, evitando “el robo entre turbinas”, le da al mar un potencial eólico hasta tres veces más grande.
Es decir que, para satisfacer la demanda energética actual de la humanidad, estimada alrededor de los 18 teravatios, sólo se necesitaría una instalación eólica de más de 3 millones de kilómetros cuadrados sobre el océano, lo mismo que el área que cubre Groenlandia.
Claro, el mismo estudio hace la salvedad de que plagar todos los océanos del mundo con turbinas es impensable. De hecho, acepta que a esa escala incluso podría afectar el clima de la tierra. Pero sí se convierte en una alerta para que no se olvide el potencial que tienen las granjas eólicas marítimas.
“Consideraría esto como una especie de luz verde para esta industria desde el punto de vista geofísico”, advirtió Ken Caldeira, uno de los autores del estudio, a The Washington Post.
Es más, el estudio no se queda corto y analiza sus desventajas. Una de ellas, por ejemplo, es que los vientos no son igual de fuertes durante todas las temporadas del año y que las tecnologías disponibles para capturar la energía del viento a esta escala no están del todo refinadas.
Sin embargo, advierten, el real peligro de llevarlo a la práctica es que extraer tanto viento de la naturaleza tendría varios efectos negativos sobre el planeta, incluyendo que algunas partes del ártico se enfrían en casi 13 grados centígrados.
“Lo que estamos describiendo probablemente no va a ser económico hoy, pero una vez que usted tiene una industria que está comenzando en esa dirección, debe proporcionar incentivos para que la industria se desarrolle”, concluye Caldeira.
Fuente: Nuestromar