La depresión y la ansiedad son dos enfermedades psicológicas que acechan como una amenaza constante en las sociedades, pero cuyos casos se han expandido de una manera análoga a como lo hiciera el Covid-19 durante la reciente pandemia.
Un informe dado a conocer públicamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) al celebrar, el pasado 10 de octubre, el Día Mundial de la Salud Mental, indica que las dos patologías aumentaron un 25%, sólo durante el 2020, en el primer año de la pandemia, elevando el número de personas que padecen una enfermedad de esta índole a cerca de 1.000 millones de personas.
Otro de los riesgos anotados en el reporte está relacionado con las pausas en los tratamientos de las enfermedades mentales que se ampliaron enormemente, en muchos casos, por las excesivas restricciones realizadas por los estados para circular que impidieron que los pacientes continuaran con sus tratamientos.
En el año 2020 la OMS estableció la Iniciativa Especial para la Salud Mental que ha permitido que alrededor de 100 millones de personas de 12 países accedan a servicios de salud mental.
Entre esos países hay naciones que se encuentran, en la actualidad, bajo numerosas presiones además de las relacionadas con la pandemia de coronavirus. Países del continente africano como Zimbabue con severos problemas económicos o, en Europa del Este, Ucrania, que atraviesa una crisis por la guerra lanzada en su contra por la Federación de Rusia.
Sin embargo, no sólo en países con complicaciones sociales surgen estos males.
En países desarrollados, como EE.UU., una reciente encuesta de Kaiser Family Foundation y CNN, reveló que nueve de cada diez adultos estadounidenses creen que hay una crisis de salud mental en su país donde la ansiedad y la depresión son los malestares dominantes.
En la Argentina, por su parte, un estudio del Conicet, puso en blanco sobre negro, los efectos para la salud mental de la pandemia y sus efectos registrados en las férreas cuarentenas decretadas por el estado nacional y por los estados provinciales.
El 47% de las personas consultadas tuvo algún trastorno de ansiedad seguido, inmediatamente después, por depresión (36%) y afecciones de tipos psiquiátrico (14%). (NA).