“El estudio nos permitió contrastar el consumo de alimentos en Argentina con las percepciones y el conocimiento que la población tiene sobre esos alimentos, en este caso, referidos al contenido de sodio y su impacto en la dieta”, refirió Felipe Inserra, nefrólogo y ex presidente de la SAHA en el marco del día mundial de la enfermedad que se conmemora mañana.
El especialista agregó que según los datos relevados, “reducir el agregado de sal a las comidas en la mesa o durante la cocción no es suficiente, teniendo en cuenta que los alimentos manufacturados representan la principal fuente del sal que ingerimos a diario”.
El informe “Costumbres de un Comensal” sobre los hábitos argentinos acerca de la ingesta de alimentos ricos en sodio, investigación que fue presentada recientemente en el XXII Congreso Argentino de Hipertensión Arterial realizado en Tucumán, reveló que la ingesta de panificados representa un 41 por ciento de la ingesta diaria de sal, 36 por ciento el pan y cinco las galletitas.
El sodio aportado por los quesos promedia un 2 por ciento del aporte en la dieta, pero llega al cinco por ciento si se incorpora el agregado de queso rallado a las pastas, hábito que refirió tener el 35 por ciento de los encuestados.
“Reducir el consumo de pan y galletitas podría disminuir casi un 30 por ciento la ingesta de sal, por lo que un consumo saludable no debería exceder unas cinco rebanadas de pan común o cuatro de pan envasado por día”, precisaron y agregaron que disminuir el consumo de snacks, fiambres y aderezos contribuye, en conjunto, a reducir el 12 por ciento de la ingesta de sodio.
Sin embargo, aclararon que “es poco significativa la reducción que se lograría cambiando el consumo de agua hacia sus versiones de bajo contenido de sodio: muchos encuestados atribuyen al agua una relevancia que no tiene y sostienen que puede ocasionar problemas de salud, mito erróneo que de una vez por todas los especialistas debemos ayudar a desterrar. El agua es la bebida más saludable que existe”, aclaró Sergio Britos, director de Cepea.
“Un vaso de agua mineral en promedio tiene 26 miligramos de sodio, mientras que dos rebanadas de pan lactal tienen 10 veces más, un mignón de 50 gramos aporta casi nueve veces más y una hamburguesa 23 veces”, remarcó.
La Argentina es el primer país de América Latina que reguló el contenido de sodio en alimentos procesados, ya que en 2013 se sancionó la ley nacional 26.905 que establece, entre otros puntos, la reducción del consumo de sal esos alimentos y promueve la eliminación de los saleros en las mesas de los locales gastronómicos.
Fuente: Télam.