La campaña 2023/24 de soja, pronta a comenzar, se erige como la gran apuesta del campo argentino, que se propone implantar unas 900.000 hectáreas más que en el ciclo anterior y espera superar las 50 millones de toneladas de producción en un contexto climático que, a priori, sería mejor al que atraviesa el trigo y el maíz en estos momentos.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), en su informe de precampaña del cultivo, estimó que la siembra alcanzaría las 17,1 millones de hectáreas, lo que supone un incremento en el área destinada a la oleaginosa de 900.000 hectáreas respecto del año pasado y que, de concretarse, cortaría la tendencia descendente en superficie tras cuatro ciclos agrícolas a la baja.
Clima mediante, la producción podría ubicarse en torno de las 50 millones de toneladas, un 138,1% más que las 21 millones de toneladas que se lograron cosechar en la 2022/23 tras la extrema sequía que azotó gran parte del país.
En la misma línea, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señala en su segunda estimación nacional que el área podría extenderse hasta las 17,4 millones de hectáreas, contando en esta proyección con las 400.000 hectáreas que no se pudieron implantar de maíz temprano por la falta de lluvias.
“Con un área 8,75% más de área que en la 2022/23, y un escenario normal de clima, Argentina podría producir aproximadamente 50 millones de toneladas de soja contra los 20 millones del ciclo anterior, o sea dos cosechas y media más que en el malogrado ciclo pasado”, destacaron desde la entidad bursátil rosarina.
En diálogo con Télam, la jefa de Estimaciones Agrícolas de la BCBA, Cecilia Conde, sostuvo que para poner en marcha la campaña de soja “los productores primero están esperando las lluvias, porque falta humedad en los perfiles hídricos. Tenemos perspectivas de precipitaciones para la semana que viene para el norte del país y algo moderado a nulo para el resto. Pero para la semana siguiente, hay pronósticos de lluvias más generalizadas”.
“Si eso sucede, la siembra de soja se va a realizar en términos normales, haciéndose los planteos de soja de primera”, dijo Conde.
De hecho, en el informe confeccionado por la entidad se consideró que “a pesar de un pronóstico irregular en cuanto a la distribución espacial de las precipitaciones, se anticipa una paulatina recuperación de la humedad durante la ventana de siembra en las regiones primicia, sumado a una normalización del régimen de lluvias estivales en línea con el promedio histórico o incluso levemente superior”.
Pero otro punto importante al que hace mención Conde es a las mejores condiciones económicas de la soja respecto de sus cultivos competidores, como el maíz y el girasol.
Según el informe de la BCBA, si bien el precio internacional de la soja cayó en el período pre-siembra, que va de julio a septiembre, bajó 7% y 19% respecto del mismo período del año pasado y de los máximos alcanzados el 2022, mientras que el valor del maíz se redujo 24% y 39%, respectivamente. (Télam).