Y dentro del primer semestre del año, el período donde mejores números fiscales el Gobierno debe mostrar ante la mirada atenta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus inspectores. En pesos serían entre 38.000 y 40.000 millones de pesos extras de ingresos para el Gobierno, de teórica libre disponibilidad (no presupuestados) y que irían a ayudar a la meta máxima de déficit fiscal primario cero, un norte poco probable pero que el Gobierno insistirá durante todo el año en conseguir.
Esa pérdida fue además computada antes de abril, dato que fue tenido muy en cuenta por los inversores externos que habían apostado por las Lebac, al momento de decidir abandonar sus posiciones internas en pesos. La evaluación que se hizo hace algo más de un año, es que el país sufría una fuerte pérdida de ingresos fiscales por la sequía en un año donde debía conseguir un fuerte financiamiento externo para cubrir sus vencimientos de deuda y ante la suba de las tasas de interés del bono a 10 años en los Estados Unidos por parte de la Fed. El combo, sumado a la aplicación del impuesto a la renta financiera para los no residentes y a la memoria del 28/D, resultó un cóctel incendiario que derivó el 25 de abril de 2018 en el inicio de la corrida cambiaria y la crisis financiera que continúa hasta hoy.
Si bien la cosecha de este año no salvará los números fiscales, ayudará mucho más que el año pasado y aportará dinero extra al que figura en el Presupuesto aprobado para este año. Y, desde ya, se convertirá en un aliado en la estrategia primaria para 2019. Se habla de una cosecha que podría llegar a los 145.000 millones de toneladas, garantizando unos u$s 30.000 millones en divisas.
En el mercado se comienza ya a especular con este resultado positivo. El último informe de la Fundación Mediterránea presentado ayer menciona que “en estos días está finalizando la cosecha de los cultivos de invierno del ciclo 2018/2019, con muy buenos resultados productivos. La producción de trigo, el cereal dominante en esta época del año, se estaría consolidando (según fuentes privadas y oficiales) en una cifra cercana a las 19 millones de toneladas, un nuevo récord histórico para los registros oficiales.
Menciona el informe que esta cosecha podría generar exportaciones por unas 13 millones de toneladas este año, lo que generaría divisas por unos u$s3.000 millones; unos u$s500 millones más que lo que este rubro había aportado en 2018. A diferencia de lo que ocurre con otros rubros donde la presión impositiva es casi agobiante, la exportación de cereal muestra los primeros resultados de la política oficial de reducción en la presión tributaria aplicada por el Gobierno desde el año pasado.
Según la Fundación Mediterránea, en un informe firmado por el especialista Juan Manuel Garzón, “el cereal ratifica una notable recuperación desde que el mercado opera con mayor libertad y menores impuestos; debe recordarse que, con precios externos superiores a los actuales, las exportaciones promediaron las 6 millones de toneladas entre los años 2008 y 2015 y que la generación de divisas se ubicó en u$s1.530 millones anuales”
En el mismo sentido se manifestó la consultora EconViews, que en su último informe publicó en su editorial que “otra vez hay que prenderle una vela al campo y que se mantenga encendida”. Según la consultora que maneja Miguel Kiguel, “el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) publicó su última estimación de oferta y demanda de productos agropecuarios: los números para Argentina en 2019 nos sonríen, en la medida en que el clima nos siga acompañando”. El trabajo mensura que en la comparación anual el campo aportaría hasta u$s5.100 millones en la liquidación de divisas.
Fuente: Ambito