A 80 años del nacimiento del Club Defensores, fundado el 19 de junio de 1944, su presidente Héctor Pincheira compartió una reseña personal sobre este momento tan especial y, al mismo tiempo, palpitó la convocatoria prevista para este sábado 22, con la carrera aniversario.
“El club está mejorando, la gente se acerca y las actividades están a full. Seguimos una buena senda. Mi llegada tenía que ver con darle un vuelco total al club y que vuelva a ser de la familia. De a poco se va logrando. Yo estoy todos los días y el trabajo se nota”, aseguró.
“Cuando vine al club por primera vez había un buen grupo de gente, aunque yo siempre planteaba que se le diera espacio a los chicos, más allá de la cancha y la cantina. Después de la pandemia nadie quería abrir a Defensores por las deudas que había. Ante el llamado que recibí, me interesó el tema y le pusimos el hombro entre 8 personas, como Jorge Arrix. Hemos logrado muchísimo y es un orgullo muy grande. Y si podemos cerrar la obra del techo, ya sería el sueño máximo”, completó.
La carrera aniversario
En el marco de las celebraciones por los 80 años del Club Defensores, fundado el 19 de junio de 1944, el sábado 22 se realizará una Carrera Aniversario. La propuesta deportiva está dirigida a chicos y jóvenes de entre 6 y 17 años de edad, y comenzará a las 15 horas, en la sede de Cabral 3268.
El recorrido tendrá como punto de salida y llegada el acceso al club, circulando en el tramo de Cabral comprendido entre el Pasaje Roca y Plunkett. Las inscripciones se realizan vía web en www.clubdefensoresdelsur.com.ar
“Invitamos a todas las instituciones, escuelas y la comunidad en general a participar de un sábado distinto. Vamos a tener premios, sorpresas, copas, chocolate y mucho entusiasmo. Vamos a convocar a la gente de 15 a 17 horas y, en caso de mal tiempo, se pasa para el domingo a las 10 de la mañana. Esperamos muchos chicos y que cada uno venga con un mayor”, indicó Héctor.
Datos y reseñas de Tino Diez
Una reseña, realizada al momento de cumplir las Bodas de Oro, en el año 1994, contiene precisamente la historia del Club Defensores del Sur, desde su gestación. Puede afirmarse que sus mentores y gestores, tal vez involuntarios, fueron los señores Raúl Marino y Cándido Baltasar Lorenzo.
La mixtura de razas y nacionalidades que formaban Ingeniero White, finalizando la década del 30 y principios de la 40, con mayoría de españoles e italianos, pero también con inmigrantes griegos, yugoslavos, búlgaros, ingleses y franceses – por nombrar las más notorias – atraídas por la posibilidad de trabajo abundante que proporcionaban el ferrocarril, el puerto y la pesca y, porque no, la actividad comercial que era incesante y suficiente para abastecer las necesidades de la población.
Las familias eran numerosas y sus hijos, además de la escuela, tenían el horizonte despejado en numerosos baldíos, donde se alargaban los “picados”, hasta que los llamados de las madres, ponían un punto y aparte al rodar de la pelota, casi siempre de trapo. A veces aparecía una pelota de goma y era la gloria.
Estaban, por supuesto, los equipos de cada “cuadra”, como se denominaban a los barrios: Los equipos que recordamos, “Marina”, cercano a la estación Garro; “Achinelly”, en Brihuega y Avenente; “Cardone” en la calle Vélez Sarsfield; “La Patria” en Lautaro, cercano al Pasaje Rocca y “Deportivo Taponazo”, en el inmenso baldío entre Brihuega y Cabral, es decir la manzana que ocupa actualmente el Club Defensores del Sur.
Se hacían desafíos permanentes entre cuadras y los partidos eran interminables, muchas veces el sol se había despedido hacía rato, el agotamiento o alguna pelea ponían el punto final al partido. Esos mismos equipos, creían tocar el cielo con las manos cuando el Club Puerto Comercial, organizaba los torneos de baby fútbol.
Ceresetto N° 5
En el mes de junio de 1944, un grupo de chicos y muchachos que habitualmente integraban el equipo de “Deportivo Taponazo” resolvieron realizar una colecta, entre los vecinos para comprar un sueño, “una pelota de fútbol Marca Cereseto” – la Mejor sin tiento, decía la publicidad – cuyo costo era de trece pesos. Los iniciadores Raúl Marino y Cándido Lorenzo, requerían la contribución de dos pesos, a cada persona que visitaban. La distancia en el tiempo hace que no se pueda dimensionar, la magnitud de esos dos pesos, pero les resultaba de difícil concreción. Tal vez la dificultad estribaba, sin duda, en la ansiedad que sólo puede imaginar aquel que vivió esos momentos, tan felices, pero con tantas carencias.
Decidieron, entonces, pedirle al señor Alfredo Morani, con carácter de préstamo la suma para no dilatar la espera.
El señor Alfredo Morani, les dijo que se debía hacer el esfuerzo y crear un club, donde se pudieran juntar los vecinos y de esa manera accederían a la soñada “sin tiento”. Claro el fútbol era una fiebre que no respetaba espera y los chicos le manifestaron a Morani que formar un club era cosa de grandes. Sin embargo accedieron a lo solicitado de colaborar para formar el club de barrio.
Nace el club
El 19 de junio de 1944, se reunieron en la casa de la familia Marino Francisco Sandoval, Gregorio Fernández, Higinio Lorenzo, Juan Rossi, Salvador Esperanza, José Santos y José Marino. También estuvieron los muchachos de la cuadra Raúl Marino, Cándido Baltasar Lorenzo, Domingo Desimone, Silvio Volonterio, Roberto Sandoval, Juan Bautista Rossi y los hermanos José y Manuel Santos.
El señor Morani comunicó a los presentes que era necesario tener un lugar de reunión para los vecinos, donde pasar momentos gratos de camaradería fortaleciendo la relación de vecinos que tenían y citó como ejemplo el ejemplo del club que hacía poco tiempo se había formado en las colonias, con los pobladores que vivían en ese sector.go de un intercambio de opiniones coincidentes se aprobó lo propuesto por el señor Morani y designaron a varios vecinos para formar la primera comisión directiva, que quedó así integrada: Presidente, señor Francisco Sandoval; secretario, señor Alfredo Morani; tesorero, señor Higinio Lorenzo; secretario de actas, señor José Marino y un grupo más de vecinos, como vocales, que sería completar en el transcurso de los días siguientes.
Los chicos presentes – que por supuesto – fueron convidados de piedra, ya que no tenían voto, ni siquiera voz – no se lo hubieran permitido, de intentarlo – y “Con mucho pesar y en un rasgo de desprendimiento Raúl Marino y Cándido Lorenzo entregan lo recaudado para la compra del fútbol, que eran $ 11, como punto de partida a la fundación del Club, siempre pensando que ello era la forma más rápida y fácil de lograr la pelota de fútbol permanente, pero qué equivocados estaban”.