Estas tres historias tienen un denominador común: sus protagonistas están recurriendo a servicios públicos prestados por un mismo organismo. Se trata del Servicio de Hidrografía Naval (SHN), el responsable de la confección y distribución de las cartas de navegación correspondientes a todas las vías navegables marítimas adyacentes al territorio nacional y de las que grafican los cursos de los ríos interiores del país.
A su cargo también está el mantenimiento de todo el sistema de balizas y faros costeros y desde sus instalaciones se emite la famosa señal del “top de la hora” generada por el reloj atómico ubicado en el palacio del Observatorio Naval, un edificio histórico de la Costanera Sur porteña.
El capitán de un buque procedente de un lejano rincón de la Tierra observa en una carta náutica las particularidades del canal de acceso al puerto de Buenos Aires. Cerca de allí, un navegante deportivo divisa en la noche la luz intermitente de un faro que confirma su posición en la inmensidad del mar. Al mismo tiempo alguien, desde la comodidad de su hogar, ajusta la indicación de su reloj pulsera, al escuchar en su radio la emisión del “top” horario.
Estas tres historias tienen un denominador común: sus protagonistas están recurriendo a servicios públicos prestados por un mismo organismo. Se trata del Servicio de Hidrografía Naval (SHN), el responsable de la confección y distribución de las cartas de navegación correspondientes a todas las vías navegables marítimas adyacentes al territorio nacional y de las que grafican los cursos de los ríos interiores del país.
A su cargo también está el mantenimiento de todo el sistema de balizas y faros costeros y desde sus instalaciones se emite la famosa señal del “top de la hora” generada por el reloj atómico ubicado en el palacio del Observatorio Naval, un edificio histórico de la Costanera Sur porteña.
Entrando de lleno en la labor cotidiana del SHN, el comodoro de Marina asegura: “Las cartas náuticas tradicionales ahora compiten en el mercado con sus similares electrónicas. Estas cartas también son confeccionadas por nosotros atendiendo a toda la normativa que emite la Organización Hidrográfica Internacional. Sólo de esta manera pueden ser usadas en un medio electrónico como reemplazo de las de formato papel”.
“Confeccionamos las cartas náuticas y posteriormente las entregamos a un distribuidor internacional, para que nuestro material cartográfico este disponible en todos los rincones del mundo, para que navieras extranjeras que deben enviar sus naves a estas aguas las tengan a su disposición”, agrega.
Consultado sobre qué otro tipo de publicaciones náuticas realiza el organismo a su cargo, Sanz Rodriguez dice: “Algo fundamental con lo que debe contar todo el que navega son los llamados Avisos a los Navegantes. Estas publicaciones son mensuales y alertan a los marinos sobre modificaciones que deben hacerse a una carta náutica. Por ejemplo, de ocurrir un naufragio en aguas no demasiado profundas resulta necesario alertar a quien navega del peligro. Hasta que una nueva carta lo tenga ya indicado, el aviso sirve como una alerta para que manualmente se marque ese riesgo a la navegación. Cuando la urgencia lo amerita, se lanzan avisos a través de estaciones de radio de Prefectura Naval o por otros medios”.
Las otras publicaciones fundamentales para el navegante son las llamadas Tablas de Marea, que brindan información sobre las horas y alturas máximas y mínimas, de las mareas crecientes y bajantes previstas para cada año calendario.
Con 430 militares y 160 civiles, el SHN atiende todas estas cuestiones, que no solo se desarrollan en tierra firme. Esta centenaria entidad cuenta con tres buques oceanográficos que realizan campañas científicas y técnicas. Una de ellas tuvo como objeto el relevamiento batimétrico de miles de puntos de la plataforma continental de la Argentina, para avalar científicamente el reclamo que el país realizara ante la Organización de las Naciones Unidas para ampliar la misma de las 200 millas históricas a las 350 que actualmente han sido reconocidas por el organismo internacional (N. de R.: excepto en la zona bajo disputa con el Reino Unido).
Los faros
Los faros, esas particulares construcciones que se observan habitualmente en ciertas costas, son bastante más que un atractivo turístico. El faro es la herramienta fundamental que indica al navegante su aproximación a la costa. En la noche el destello de su lámpara sigue un patrón preestablecido y registrado que permite a quien lo observa saber de que faro se trata y, por ende, ratificar su posición en medio del mar. Actualmente más de 60 faros son mantenidos a diario por el SHN y 14 de ellos se encuentran “tripulados”, es decir que cuentan con presencia física permanente de los de nominados “guarda faros”.
La capitán de corbeta Rocío Borjas es la jefa de la división Cartografía del SHN y la responsable de conducir a un selecto grupo de profesionales de la especialidad. Entre sus tareas tiene a su cargo la delicada tarea de plasmar en el papel o en un medio electrónico cada detalle, cada particularidad de las diferentes vías navegables del país y sus alrededores.
“Aquí generamos dos tipos de productos, tanto las cartas de papel como las electrónicas, son generadas por este grupo de profesionales”, señala a Infobae orgullosa, bajo la atenta mirada de la decena de cartógrafos que conforman su equipo de trabajo.
“Alina diga hola”, se escucha. La frase no es imperativa, es una forma risueña que Rocío utiliza para introducir en la entrevista a la responsable de llevar adelante el mapeo digital bajo estándar “S 57 de la OHI”. Esta intrincada denominación indica que el trabajo de la cartógrafa es, ni más ni menos, que producir una carta electrónica aprobada internacionalmente sobre las aguas del canal Martín García, una de las vías de navegación más importantes del Río de la Plata.
Silvia, otra de las cartógrafas del SHN, trabaja en la confección de cartas BSB, que son instrumentos complementarios de las cartas de uso obligatorio, están geo-referenciadas y son una ayuda para los navegantes.
Posteriormente la capitán Borjas se desplaza hasta el puesto de trabajo de Rolando, el cartógrafo que tiene a su cargo la confección de las cartas náuticas fluviales que corresponden a la Hidrovía Paraná Paraguay.
En este momento se está en pleno proceso de migración de información de las actuales 53 cartas a un nuevo esquema que constará tan solo de 12 láminas, lo que simplifica en gran medida el trabajo de los oficiales de navegación de los miles de buques que transitan cada año la principal vía fluvial de la región.
Sobre el final de la recorrida por el sector a su cargo, muestra un trabajo particularmente sensible a los sentimientos de los argentinos. “Lilliana, otra profesional cartógrafa, está trabajando con la nueva edición de la carta náutica de Malvinas”, dice la experta con indisimulable orgullo. Sin lugar a dudas lo más llamativo del trabajo es el proyecto de toponimia (nombre que se le asigna a distintos puntos o accidentes geográficos) porque en esta edición los nombres de los héroes de la gesta de 1982 estarán presentes.
La “fábrica” de la hora oficial argentina
Seguramente, quien transite ocasionalmente por la costanera sur de la ciudad, se habrá topado con un pequeño “palacio” de líneas rígidas, ubicado sobre la Avenida España al 2200. En la parte superior de la construcción se lee “Observatorio Naval”. Detrás de sus gruesas paredes, de 40 centímetros de espesor, conviven el primer reloj de péndulo -desde el que un operador sentado en una silla daba la hora a quien lo llamaba por teléfono-, hasta el actual reloj atómico que genera los pulsos horarios que activan los discos de “la voz de la hora” o el top horario que emiten cada 30 minutos las emisoras radiales de todo el país.
Dato de color: la última ocasión en la que se grabó el disco de la hora, se encomendó la tarea a la locutora y empleada del SHN Alicia Infante en 1981.
La Capitán de Fragata María Alejandra Allignani recibe en el Observatorio a Infobae, junto a Carlos Esperón, responsable del funcionamiento del reloj atómico.
“El reloj atómico es un generador de frecuencia, que trabaja con propiedades atómicas ygenera un pulso de altísima precisión, es constantemente contrastado con un receptor GPS, que funciona al revés que el que solemos usar, es decir nosotros le damos la posición y nos devuelve tiempo”, señala Esperón.
Tener una hora oficial uniforme tiene una importancia fundamental, a la hora de coordinar actividades de todo tipo, desde tareas de precisión hasta apertura o cierre de entidades financieras, clearings bancarios, pericias judiciales y una larga lista de actividades para las que el tiempo preciso es determinante.
En la recorrida Esperón y Allignani explican no solo los detalles técnicos del equipamiento de precisión con que cuentan, sino además de qué forma está construido el edificio para estar libre de vibraciones, las aislaciones térmicas y hasta la triple provisión de energía con la que cuentan para evitar que un imprevisto “deje al país sin tiempo”.
¿Qué hora es?
Sería torpe pasar por alto la escala obligada en toda visita al Observatorio Naval, es decir, el equipo desde el cual “sale” la voz de la hora. En primer lugar, Esperón rompe la creencia sobre que en algún momento un ser humano se hubiera pasado 24 horas recitando el avance de las agujas de un reloj.
“En realidad son tres pistas, en una se graban las 24 horas, en otra van los 60 minutos de cada hora y en una tercera los 60 segundos de un minuto”, explica el experto.
“El disco con la grabación recibe los pulsos desde el reloj atómico en el momento exacto donde emite el pip la mención que hace la voz de la locutora es previa. Es decir que precede a la hora que luego señala el pitido”, detalla Esperón. (FERNANDO MORALES – INFOBAE)