El pasado jueves 29 de septiembre se celebró el Día Mundial del Corazón; dicha fecha tiene como objetivo concientizar a la población sobre la importancia de la prevención de enfermedades cardiovasculares. Este órgano merece ser cuidado, valorado y controlado. Sin embargo, lo cierto es que no se suele tener en cuenta hasta que manda un “llamado de atención o susto”.
Uno de los factores que más afecta al corazón es el colesterol alto que suele aparecer con bajos niveles y con el tiempo si no se le da importancia y se lo disminuye genera problemas cardiovasculares y a largo plazo complicaciones en el resto del organismo.
El colesterol es una sustancia cerosa muy similar a la grasa que se encuentra en las células del cuerpo y es a la vez necesaria para producir hormonas, vitamina D y sustancias que ayudan a digerir los alimentos.
¿Cómo cuidar el corazón?
“Si bien es cierto que existen factores de riesgo para la enfermedad cardíaca que no se pueden modificar -como los antecedentes familiares, el sexo o la edad-, hay una gran mayoría que sí se pueden prevenir llevando adelante un estilo de vida saludable. Entre ellos están: la hipertensión arterial, las dislipemias, la diabetes o resistencia a la insulina, la adicción al cigarrillo y el sedentarismo”, explica en una nota dada previamente a LA NACION, Victoria Bravo, Licenciada en Nutrición (MN 10845) miembro del Departamento de Nutrición de New Garden. La especialista recomendó tener en cuenta lo siguiente para cuidar este órgano:
- Comer amplia variedad de frutas y verduras. La OMS recomienda el consumo de 5 porciones al día entre frutas y verduras
- Aumentar el consumo de fibra. Incorporar como mínimo 30 gramos de fibra al día reduce significativamente los niveles de colesterol LDL (“malo”) y controla los de glucosa en sangre, por lo que disminuye el riesgo cardiovascular
- Sumar grasas cardioprotectoras. los Omega 9 y los famosos omegas 3 y 6 son ácidos grasos esenciales porque el cuerpo no los produce y hay que incorporarlos con la alimentación. Reducen los triglicéridos y colesterol LDL, protegen nuestras arterias y articulaciones por su acción antiinflamatoria, contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso central y la visión. Los encontramos en frutos secos como las nueces, almendras, pistachos, en semillas (sobre todo chía y lino molidas o sus aceites líquidos), palta, germen de trigo, avena, aceitunas y aceite de oliva, pescados grasos azules como atún, salmón, trucha, anchoa, caballa, sardinas, etcétera
- Sumar alimentos antioxidantes. como arándanos, té verde, cúrcuma, jengibre, bayas de goji, semillas de zapallo, chocolate amargo de buena calidad. Cuentan con compuestos bioactivos con actividad cardioprotectora.
- No consumir alcohol.
¿Qué es la hipercolesterolemia familiar y qué diferencia tiene con el colesterol?
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU. la hipercolesterolemia familiar es un trastorno que se transmite de padres a hijos. Esta enfermedad provoca que el nivel de colesterol LDL (más conocido como el “malo”) sea muy alto. La afección empieza al nacer y puede causar ataques cardíacos a temprana edad.
¿Cómo saber si se tiene el colesterol alto?
Los profesionales explican que existen dos tipos de colesterol: el ‘malo’ o LDL y el ‘bueno’ o HDL, y que tener ambos valores en orden es fundamental para evitar riesgos como sufrir un infarto de miocardio. Respecto a sus características y diferencias, se tiene que tener en cuenta lo siguiente:
El “bueno” tiene lipoproteínas de alta densidad (high density lipoproteins o, simplemente, HDL) que son aquellas que transportan el colesterol al hígado. Allí una parte se utiliza para producir la síntesis de hormonas y lo que sobra se elimina a través de la bilis hacia el tubo digestivo. De ahí, al exterior a través de las heces. Asimismo como su función es retirar colesterol desde los tejidos periféricos hasta el hígado, se la denomina colesterol bueno.
Por otro lado, el LDL o también conocido como lipoproteínas de baja densidad(low density lipoproteins). Estas son lipoproteínas que liberan colesterol del hígado al torrente sanguíneo y se asocian directamente con el riesgo de enfermedades coronarias y tiene efecto negativo en las arterias, entre ellos: disminuye el riego sanguíneo en esa zona; crea irregularidades en la superficie de las paredes generando “turbulencias” en el flujo sanguíneo y retroalimentando la formación de nuevas irregularidades; y si las placas crecen pueden atascar del todo la cañería, provocando una estenosis (estrechamiento) del vaso e incluso infartando el tejido irrigado (por falta de oxígeno) explica el National Heart Lung and Blood Institute, de Estados Unidos.
¿Cómo bajar el colesterol?
En una nota previa dada a LA NACION, la Dra. Paola Harwicz contó que el hígado es el encargado de “fabricar” el 75% del colesterol y que el porcentaje restante proviene de la dieta. “Un cuarto de la población presenta niveles elevados de colesterol y habitualmente esta condición se asocia a un estilo de vida sedentario, un sobreconsumo de calorías y sobrepeso. Si bien durante décadas se hizo hincapié en llevar una alimentación baja en grasas, investigaciones recientes revelan que el foco debe estar en realizar una adecuada selección de las mismas y reducir el consumo de grasas trans y saturadas. Contamos con suficiente evidencia que las grasas insaturadas (Omega 9 y 3 especialmente) son beneficiosas para la salud y se las considera Grasas cardio-saludables”, añadió.
En síntesis, si en gran parte llevar una dieta equilibrada en “grasas cardio-saludables” ayuda a disminuir el colesterol y sus efectos adversos, alimentos ricos en Omega 9 y 3 como los que se mencionaron previamente.
Fuente: La Nación