El lema popular que reza que más vale calidad que cantidad también se aplica al lugar de trabajo. La idea de que el más productivo de la oficina es el que más horas trabaja no es más que un mito, de acuerdo a las evidencias la verdadera productividad está en el balance entre trabajo y descanso. El cerebro no es capaz de mantenerse activo eficientemente durante largos períodos de tiempo, sin importar a qué tarea se este dedicando, y la sobre exigencia redunda solamente en una productividad descendente en el tiempo.
La fórmula “17 cada 52”
Recientemente, la red social de management Drauiem Group intento entender dónde estaban los picos de productividad de los trabajadores y cómo mantenerlos durante la jornada. Usando una aplicación para medir la relación entre tiempo de trabajo y productividad, la app DeskTime, descubrieron que el 10% de los empleados más productivos no eran, sorpresivamente, los que más horas seguidas trabajaban sino los que tomaban pequeños descansos durante el día. Ninguno de los líderes de productividad de la oficina trabaja siquiera ocho horas al día. En cambio, usaban la fórmula “52-17” que es básicamente tomar un descanso de 17 minutos cada 52 horas de trabajo. Otro de los aspectos interesantes del estudio fue identificar qué hacían los empleados en esos minutos de descanso. Por lo general lo dedican a alguna actividad de ocio que no este para nada relacionada con sus tareas. Algunos preferían alejarse por completo de la computadora y otras aprovechan para interactuar en las redes sociales.
Tomar el control
La gran mayoría de los empleados planea su jornada pensando en los proyectos a largo o mediano plazo. Pueden organizar y planificar sus tareas para el día, para la semana o incluso para el mes. En el caso de proyectos muy complejos, incluso meses. Pero casi ningún empleado piensa en organizar su trabajo en horas. Planificar el trabajo en pequeños proyectos que puedan finalizarse en uno o más bloques compuestos por horas es una manera de mantener el control y no sobrecargarse de trabajo. Las tareas pequeñas son más realizables y permiten organizar mejor los descansos. Además, el cerebro se recompensa con pequeñas con pequeños logros en el corto plazo en lugar de tener que esperar días o semanas para sentirse gratificado por el trabajo. Un cerebro saludable es un cerebro productivo.
Descansar, pero de verdad
No vale hacer trampa a la hora del descanso. Alejarse de la computadora, el teléfono, y la lista de tareas pendientes es esencial para aumentar la productividad. Breaks como caminar, leer y charlar son las formas más eficaces de recarga energía y despejarse porque nos llevan lejos del trabajo. En un día ocupado, podría ser tentador pensar en ocuparse de los correos electrónicos o realizar llamadas telefónicas como forma de hacer una pausa porque son tareas más sencillas y menos demandantes, pero no lo son.
Fuente: Mercado.