Según la organización, las órdenes en los astilleros ascienden a 619 buques, de los cuales 381 se pidieron en 2021, en una respuesta a la situación crítica de falta de tonelaje en el mercado.
La capacidad desplegada de la industria de buques portacontenedores está cercana al ciento por ciento. Y estas decisiones de las líneas marítimas no resolverán, en lo inmediato, la situación de congestión logística que se presenta en todo el mundo: estas construcciones demandan, al menos, 2/3 años para estar listas.
No obstante, la capacidad equivalente que podría estar disponible para 2023 asciende a 5,3 millones de TEU. En la actualidad la oferta colocada en construcción asciende a 2,5 millones de TEU.
“La congestión en curso en el mercado oceánico debido a los brotes de COVID-19 en los puertos y la falta de equipo han contribuido a aumentar las tarifas de fletes. Una fuente de Freightos dijo que los precios en los envíos puerta a puerta ascienden a US$ 26.000 ahora, frente a los 8000 dólares de principio de año”, indicó la publicación Supply Chain Dive.
Más buques, y más contenedores disponibles, es sólo una solución parcial: la presión se traslada así al resto de la cadena de suministro, principalmente a las terminales, cuya productividad podría verse estresada con un aluvión de servicios.
Y aún así, nada es solución definitiva mientras el covid-19 continúe presente. China adoptó una política sanitaria muy estricta frente a los rebrotes de la pandemia, y es común ver cómo aísla ciudades y cierra fábricas, puertos y aeropuertos ante casos positivos.
“El cierre de la Terminal Internacional de Contenedores de Yantian, parte del tercer puerto más grande del mundo, creó un efecto dominó: se duplicaron los tiempos de espera para cargar, se triplicaron los tiempos para descargar y se multiplicaron la suspensión de recaladas programadas”, agrega la publicación.
Fuente: Nuestro Mar.