Analistas señalaron cuáles deberían ser las prioridades del funcionario; también destacaron la necesidad de continuar el diálogo con el FMI; escaso margen para nuevas medidas.
Es un patriota por haber aceptado el cargo con el desequilibrio macro y microeconómico que tenemos”, dijo uno de los economistas consultados por LA NACION sobre el flamante ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y le aconsejó que, en primer lugar, garantice la estabilidad cambiaria.
Sin embargo, otros colegas suyos hablaron de despejar las dudas sobre el frente fiscal o de asegurar los desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI) como tareas primordiales. Pero todos coincidieron en la dura tarea que le espera al funcionario y el escaso margen de acción que tiene por el rumbo económico ya trazado y el poco tiempo con el que cuenta hasta las elecciones de octubre.
“Designan un ministro por un período limitado. De aquí a fin de octubre y luego hasta el 10 de diciembre. Hay que tratar de estabilizar la cuestión macro, para lo cual es esencial mantener el equilibrio de la situación fiscal.
Esto es central. En segundo lugar, tiene que haber una coordinación con el Banco Central, porque es el organismo que puede tener acción sobre la moneda. Y, por último, hay que mantener las relaciones con el FMI”, afirmó en diálogo con este diario el economista jefe de FIEL, Juan Luis Bour.
En cuanto al acuerdo stand-by contraído con el organismo internacional, sin embargo, subrayó que acota las posibilidades en materia de medidas económicas.
“El margen de acción es muy acotado en términos de decisiones de medidas de política novedosas. Lo central es garantizar una transición con medidas que sostengan la posición fiscal, y no veo un campo de acción de medidas muy novedoso de aquí a octubre o diciembre”, agregó.
Para el economista Luis Palma Cané, en cambio, la madre de las batallas es la estabilidad del tipo de cambio. “Lo primero que [Lacunza] tendría que hacer es despejar el tema principal, que es la estabilidad cambiaria. Sin eso, no hay medida que tenga éxito.
Con estabilidad cambiaria no quiero decir que clave el dólar en un valor, sino que diga claramente qué piensan hacer o cuál es la tendencia, como lo hacen regularmente la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco Central Europeo en lo que se llamaForward Guidance, o anticipos informativos”, explicó. Y dijo que sería bueno que esos anticipos informativos contaran con el aval del FMI para dar confianza al mercado.
Conversar con el Fondo
Por otro lado, sugirió que inicie las conversaciones para pasar de un stand-by a un programa de facilidades extendidas. “Si decís que vas a hacer lo posible para lograr la estabilidad cambiaria y el Fondo te lo aprueba y te cambia el programa, la estabilidad cambiaria está lograda.
La última pata de la mesa sería que te autorizara a intervenir en el mercado no solo con licitaciones, sino con un verdadero poder de fuego, como fue la pared de US$5000 millones que puso [Federico] Sturzenegger en mayo del año pasado”, concluyó.
Sin embargo, el economista y exsecretario de Finanzas Daniel Marx consideró que para cambiar de tipo de acuerdo con el FMI hay que tomar decisiones que van más allá del actual mandato.
No obstante también apuntó al control del mercado cambiario. “Más que en medidas espectaculares hay que concentrarse en la administración diaria. No hay que innovar, sino clarificar las fortalezas frente a lo que puede ser un cambio de preferencias en los portafolios de la gente o los inversores”, señaló.
En este sentido, Palma Cané dijo que el peligro mayor es que la corrida cambiaria se convierta en bancaria. “Cuando hay temor no hay tasa o precio que pague el riesgo. Esta es la experiencia en la Argentina y en todo el mundo. Todas las corridas bancarias o se pararon de entrada o empieza el drenaje como pasó en 2001. La situación actual igual no tiene nada que ver, pero el mecanismo histórico es ese. Si la corrida no las parás, se hace más grave y si se exacerba es corrida bancaria”, puntualizó.
El economista y exgerente del Central Julio Piekarz listó también los desafíos que enfrentará Lacunza y comenzó por la tarea de asegurar el financiamiento del presupuesto hasta fin de año. “Ya sabíamos que el déficit primario cero no se iba a cumplir, pero el acuerdo con el Fondo permitía un margen del 0,5%, y mis estimaciones están cerca del 1% del PBI. Antes del incumplimiento, lo importante es cómo se financia ese punto, que equivale a US$4500 millones”, alertó.
Para Gabriel Caamaño, socio gerente de la consultora Ledesma, el Gobierno no necesariamente incumpliría la meta, algo que, a su juicio, debería aclarar Lacunza.
“El Gobierno tomó una serie de medidas la semana pasada con un costo fiscal del 0,3% del PBI. Hay un costo que se mete con el acuerdo con el FMI por las metas fiscales. Entonces, una cosa que tiene por delante Lacunza es explicar rápidamente cómo se concilian las medidas con el cumplimiento de las metas para cerrar también los desembolsos del FMI de septiembre y diciembre y que los mercados no prevean algo negativo”, detalló.
“Lacunza entra en un momento en que por la ley de responsabilidad financiera el Gobierno solo puede tomar medidas transitorias, con lo cual está bastante acotado. Está más para ordenar y administrar lo que recibió y para ordenar las expectativas por el lado fiscal y el acuerdo con el Fondo”, concluyó el experto.
Fuente: La Nación