Nos reencontramos con las Amigas del Museo, había muchos abrazos para dar, mucho para contar. La necesidad de conversar es también una marca que deja el agua.
Esta vez el chocolate lo preparamos con el equipo del museo, usando la receta que ellas nos enseñaron.
Era para decirles que este museo municipal tiene memoria de los saberes que durante años compartieron, junto a otras memorias de la localidad, fotos, voces, repasadores.
No va a ser sencillo, no va a ser igual, pero hay muchas cosas nuevas para hacer en conjunto. A contar la historia se empieza después de abrazar. Y para eso teníamos que encontrarnos.