Pese a que los precios del petróleo han subido y los costos operativos están bajando, no está sucediendo lo suficientemente rápido como para hacer que la perforación mar adentro sea ampliamente rentable. Esto ha sido un duro golpe para las compañías que construyen y manejan plataformas de aguas profundas, así como para las compañías de servicios cuyos buques transportan petróleo y personas desde y hacia las plataformas. También ha dañado sus balances, con niveles de endeudamiento que han aumentado a niveles insostenibles, según la empresa de reestructuración AlixPartners.
Compañías más grandes como Tidewater Inc. han trabajado para sanear sus balances y probablemente estarán bien durante los próximos dos años. Pero el negocio está saturado con demasiados competidores, lo que crea un exceso de oferta de entre el 25 y el 30 por ciento de buques de suministro en alta mar, según Jeff Drake, director general de AlixPartners en Londres. No se proyecta una mejora en ese desequilibrio en el corto plazo, mientras los atribulados propietarios se niegan a sacar de operación a sus barcos, dijo Drake.
Es cierto, las ganancias de algunas grandes compañías de perforación han mejorado con el petróleo cerca de US$70 el barril. Pero “gran parte de esa mejora en las grandes petroleras es debido a la eliminación de costes de sus proveedores”, dijo Drake. “Los actores de la industria se están golpeando unos a otros, principalmente para obtener ingresos”.
Los contratos de yacimientos petroleros costa afuera han estado entre los más afectados durante la crisis de la industria. Los exploradores han reducido el gasto global costa afuera en más de la mitad desde 2014, según Morgan Stanley. Se espera que el próximo año se produzca la primera mejora desde el comienzo de la peor crisis del crudo en una generación, y se prevé que el gasto aumente menos del 1 por ciento a US$131.000 millones.
Esto significa que alrededor del 90 por ciento de los operadores de embarcaciones costa afuera están en riesgo de caer en quiebra en los próximos 12 meses, según un reciente informe de AlixPartners. Dentro del segmento costa afuera, hay una clara ventaja para los grandes actores que ya han reestructurado sus balances y tienen equipos mejores y más nuevos, según la firma.
“Sigue siendo un entorno muy duro para los buques de servicio mar adentro”, dijo Mons Aase, máximo ejecutivo de la empresa noruega Dof ASA, que maneja una flota de 67 buques.
Dof ha logrado mantener su tasa de utilización alrededor del 76 por ciento, por encima del promedio de la industria de menos del 50 por ciento, debido a la acumulación de pedidos de alto valor, dijo Aase por teléfono. Tienen un negocio global que les permite mantener una gran flota de embarcaciones y cambiar la estrategia a mejores mercados, dijo. Dof pudo refinanciar parte de su deuda de 18.500 millones de coronas noruegas (US$2.300 millones a principios de este año para financiar buques, señaló. Sin embargo, “no es sostenible si el mercado no se recupera en unos años”, dijo Aase.
El impacto del shale
Debido a que las compañías de servicios costa afuera generalmente continúan rezagadas con respecto a sus pares de servicios terrestres, la deuda emitida por esas compañías ha tenido mejor desempeño este año a medida que los inversionistas compran su deuda de mayor rendimiento, de acuerdo con Spencer Cutter, analista de energía de Bloomberg Intelligence.
“El segmento costa afuera no ha podido participar en la recuperación debido al crecimiento de la producción de los productores de shale en tierra”, dijo Matt Kennedy, un gestor de cartera de alto rendimiento de Angel Oak Capital Advisors, que ha estado evitando las compañías de energía costa afuera.
Los operadores de embarcaciones costa afuera más pequeñas no tienen mucho tiempo para reparar sus finanzas, dijo Drake. El apalancamiento para el segmento general es 23,9 veces la razón entre deuda y ganancias, y necesitan desesperadamente desapalancarse, señaló. (Allison McNeely-BLOOMBERG)